CAPÍTULO 3

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"UN TANGA Y UNA CARRERA DE MOTOS"

Venus Anderson:

Después de aproximadamente quince minutos de carrera a través del desolado prado llegamos a una especie de terreno baldío, que parecía ser un mundo totalmente aparte a lo que había a mis espaldas.

Una gran multitud de estudiantes rodeaban todo el lugar, y entre ellos perdí al chico que venía siguiendo todo el camino.

Me detuve por varios segundos a analizar la situación. Quiero decir, el hecho de que existiese una pista para carreras en medio de la nada era algo difícil de procesar. ¿Qué clases de personas eran en este lugar? Me sujete a la idea de que tenía que ser un terreno antiguo y prácticamente desconocido... Nadie mandaría a construir algo así en medio de la nada por mera diversión... ¿verdad?

El rugido de un motor me hizo salir de mis pensamientos, y obligó a mis pies a adentrarse entre la multitud. A duras penas conseguí llegar hasta adelante, y una vez ahí observé el inicio de lo que parecía ser un gran acontecimiento.

Había dos motos. Una diferencia abismal entre cada una. La de la izquierda era grande, potente y se alzaba como si fuese el rey de esa pista. A la derecha una más pequeña de color negro con detalles en rojo era la culpable de los potentes rugidos. No pude ver el rostro de los conductores debido a que ambos tenían cascos.

Una chica que se había remangado la falda del uniforme y abrochado su blusa de tal manera que su escote fuera bastante prominente se colocó en el medio de ambas. De su entreteto saco lo que al principio pensé era un simple pedazo de tela, pero cuando lo extendió en el aire me di cuenta de que no era más que un minúsculo tanga. Lo movía con euforia mientras le sonreía picaresca al conductor de la derecha, no podía ver su rostro, pero imaginé que él también disfrutaba mucho el espectáculo.

De un momento a otro la multitud comenzó a enloquecer, alguien parecía estar llegando a la pista. Era un chico de cabellos castaños, no pude detallar a la perfección su rostro, pero se acercó con una seguridad que incluso a mi que me encontraba en las gradas, me abrumó. Con tranquilidad se acercó al chico de la moto pequeña y le dijo algo que no fue audible para el resto de los presentes. Esté asintió, se quitó el casco y se lo tendió. Luego bajo de la moto y la dejo enteramente a su disposición.

¿Iba a correr? Todo parecía indicar que sí, pues se montó en la moto con el caso colocado en su codo. ¿No iba a llevar protección? Quiero decir, corría solo con el uniforme de la academia y ni siquiera llevaba el casco, pero seguía manteniendo esa aura segura que me estaba poniendo incómoda.

El competidor a su lado, aún con su moto gigante que tenía todo para ganarle a la otra pareció recular pues se bajo de la moto. Parecía ser que yo no era la única sorprendida, la gente a mi alrededor se encontraba de la misma forma. Algunos murmuraban cosas como: -¿Enserio va a abandonar el premio?

-¿Va a dejar de competir? Tiene sentido, nadie puede con la furia nocturna.

Yo no pude evitar soltar una carcajada debido a este último. ¿Furia nocturna? ¿Qué era esto, Cómo entrenar a tu dragón? Seguí riéndome hasta que la multitud a mi alrededor atrajo mi atención abucheos para el dueño de la moto grande pues se retiraba de la pista cabizbajo. En el rostro del chico castaño pude detectar un aire de arrogancia superior a mí, pero todo se vio intensificado cuando se bajo de la moto y le dio una patada a la otra dejándola en el suelo. Luego con aspecto triunfante se giró hacia la multitud que lo miraba expectante.

-¿Acaso no hay ni un solo competidor digno aquí? -preguntó en un grito que me resultó desagradable y autoritario.

La multitud calló. Los miré sorprendida. Él volvió a hablar con violencia: -Aumento la suma -suspiros de pura sorpresa se extendió a mi alrededor-. Ya no son ocho... ahora son diez... -extendió una sonrisa torcida en su rostro-, de los grandes.

Otra vez murmullos, pero nadie se atrevía a retarlo. Él sonreía complacido mirando a todos lados en la espera de que alguien saliera a retarlo, y yo no pude ver como se crecía ante su insignificante presencia. Miré hacia todos lados en busca de algo que pudiera servir y entonces vi en el piso un caso morado. Me quité la chaqueta del colegio y cogí el casco. Me lo puse y empecé a bajar la pequeña cuesta que nos mantenía a todos a una distancia prudencial de la pista. Nadie se percató de mi presencia hasta que estuve a cinco metros del chico. Él me dio una mirada de cejas alzadas, quizás un poco de sorpresa en su rostro, luego la sustituyo con burla.

-Pastelito, estábamos hablando los adultos -fue lo que dijo, causando que toda la multitud riera junto con él.

-Entonces no entiendo que haces aquí -respondí callando las risas a mis espaldas. Él me miro, ahora con curiosidad.

-¿Estas segura de que quieres participar? -preguntó mirándome de arriba abajo-. No pareces tener nada con que pagar si pierdes.

Pff... no se como no pensé en eso antes. Obviamente esto era una carrera de apuestas, tenía que ofrecer algo en caso de que perdiese. Pensé lo más rápido que pude... mi vista se poso en la chica del tanga negro en la mano y en ese momento mi mente se iluminó.

-Puedo pagarte en especies -traté de hacer una pose que le dejara en claro a que tipo de "especies" me refería.

Parecía no captarlo en un principio, pero luego sonrió con malicia. Definitivamente lo había entendido.

-Mmm... ¿quieres decir que harás lo que yo quiera si gano? -preguntó.

-No vas a ganar, pero sí.

-¿Por qué estas tan segura? -alzo una de sus cejas en mi dirección.

-Corazonada -respondí encogiéndome de hombros.

Él asintió risueño y camino hacia su moto. Le hizo una seña a la chica del tanga y entreteto prominente y esta se giro hacia la multitud: -¡Un nuevo desafío ha sido aceptado! -gritó haciendo que el público enloqueciera.
Se volvió a girar hacia nosotros y agito con un renovado entusiasmo su diminuto tanga.

Yo caminé hacia la gigante moto y con trabajo la puse de pie. Pesaba el doble mío y por eso quizás se me dificultara el maniobrar, pero había estado analizando la pista antes de bajar aquí. Me fije bien, era mayormente en línea recta, y las curvas que presentaba no eran complejas ni cerradas. Iba a ser fácil. Me monte en la moto y acomode mi casco para que no se me cayera bajo ningún concepto.

-Vamos... esto no es nada nuevo -me dije a mi misma tratando de motivarme pues ya no me encontraba tan segura de lo que estaba haciendo.

-Dos vueltas, trucos suman puntos -habló el chico a mi lado llamando mi atención. Asentí demostrado que estaba totalmente de acuerdo y ambos comenzamos a acelerar motores.

-¡Listos! -comenzó la chica-. ¡QUE COMIENCE LA CARRERA! -dejó caer su tanga y nosotros comenzamos a correr.


(N/a) hola otra vez 7w7 les traje este capítulo y en breve tendrán un POV cortito de la mente de Cédric que aunque Venus no lo sepa es el chico de la moto y mi bebé 7w7

La química de sus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora