All for you-Deku y tu- (Fanfic)

Capítulo 4

-Pov Tn___-

—Este es nuestro gran apartamento.—Kaminari estiró sus brazos al entrar, lanzándose sobre un mueble con total confianza. —Los dormitorios están del segundo piso en adelante.—Avisó mientras buscaba el control remoto para encender el televisor.

—No pensé que tendría el privilegio de estar en un apartamento como ustedes.—Apreté con fuerza la manga de mi pequeña mochila, la única que contenía mi ropa de electiva, algunos libros, y una camisa con su pantalón, la ropa que usaba casi todos los días. —Si hubiera sabido, me habría traído al menos algunas de mis pertenencias.—Incliné la cabeza, frustrada.

—No te preocupes, nosotras te podemos ayudar con lo que sea hasta que tengas la oportunidad de ir a tu casa y buscar tus cosas.—Dijo Tsuyu Asui, la chica con apariencia de rana, con una voz serena.

—Gracias.

—Tenemos habitaciones libres en todos los pisos, ¿en cuál te gustaría estar?—preguntó Mina Ashido, cuya piel rosada me fascinaba.

—¿Hay alguna que no tenga vecinos?—respondí, dejando a todas atónitas.

—Bueno... creo que no.—Habló Uraraka, un poco nerviosa.

—¡EN EL SEGUNDO PISO!—Gritó Mineta, alertándonos a todos, solo para recibir una mirada amenazadora de las chicas. —Oye, solo le estoy contestando a su pregunta.—Se defendió, acercándose.

—Tn___, sé que es tu elección, pero te recomiendo que no lo hagas.—Murmuró Mina, preocupada.

—Está bien, el chico no puede ser tan malo.—Alcé los hombros.

—Pues ven, sígueme.—Mineta tomó mi mano y me arrastró hacia el elevador con una rapidez que dejaba claro su entusiasmo.

El silencio en el elevador se sentía pesado y perturbador, y al mirar al pequeñín, su expresión me dio tanto miedo que rápidamente solté su agarre, devolviendo la normalidad al ambiente.

¡Ding!

—En el lado izquierdo están los dormitorios de los chicos, y en el derecho, los de las chicas.—Aclaró al salir del elevador, guiándome a los dormitorios vacíos. —Las cuatro habitaciones están vacías, así que puedes escoger cualquiera.—Indicó, deteniéndose para esperar mi respuesta.

—Elijo el último dormitorio entonces.—Le respondí, caminando directamente hacia la puerta, abriéndola y encendiendo las luces. —Muchas gracias, Mineta.—Le agradecí, notando que el chico se quedaba ahí, mirándome con la misma intensidad perturbadora de antes. —Si me permites, me gustaría descansar un poco, estoy bastante cansada.—Sonreí, tratando de indicarle que quería estar a solas.

—Si necesitas algo, yo estoy en el pasillo derecho de este piso.—Sonrió antes de irse.

Tan pronto como desapareció, cerré la puerta con seguro y caminé hacia la cama, arrojando mi mochila encima. Me senté y brinqué varias veces, sorprendida por lo blanda que era. A pesar de que hoy solo tuve clases básicas, me sentía agotada.

—¿Será porque estoy actuando de una forma que no soy?—Pensé, inclinándome hacia adelante, apoyando los codos en mis piernas y sosteniendo mi cabeza entre las manos. —No.—Negué.

Ya estoy dentro de la escuela, y hasta ahora todos parecen aceptarme bien. Estoy bajo el mismo techo que el sucesor de All Might, y a pesar de todo, no tengo la menor idea de quién pueda ser. Suspiré, acostándome en la cama y mirando el techo blanco. Me sentía completamente extraña, como si mi mente no estuviera aquí. Alcé mis brazos para ver las palmas de mis manos. Apenas contenía tres poderes básicos de All For One, sin embargo, algo en mi interior se sentía fuera de lugar.

—¿Será que mi cuerpo está rechazando los poderes?—Me pregunté nuevamente.—No.—Bajé mis manos, poniéndolas sobre mi estómago.

Debo mantener la calma. Eso es lo que siempre Shigaraki me decía cuando me sentía atrapada en algún pensamiento. Quizás no tenga la respuesta ahora, pero tal vez más tarde sí. ¿Quién sabe?

¡TOC! ¡TOC! ¡TOC!

—Tn___.—Llamaron a la puerta, sacándome de mi pequeño trance.

—¡Voy!—Les avisé mientras me levantaba de la cama y abría la puerta, encontrándome con Uraraka.

—Perdón por molestarte, pero las chicas decidimos regalarte una muda de ropa para que tengas algo más hasta el fin de semana, y también algunos aperitivos por si tienes hambre.—Informó, entregándome dos bolsas pequeñas.

—Gracias, Uraraka.—Le sonreí, tomando las bolsas de sus manos.

—No hay de qué. Mineta nos dijo que estabas cansada y querías descansar, pero si necesitas algo, puedes venir a la sala; casi todos aquí se acuestan bien tarde.—Rió un poco, y no pude evitar reír también, imaginando el caos que esta gente debe armar por las noches.

—Gracias, pero de verdad necesito descansar.—Mentí, y comencé a cerrar la puerta.

—Que descanses.—Asintió, despidiéndose, y finalmente cerré la puerta con seguro de nuevo, dejando las bolsas sobre el escritorio que estaba pegado a la cama.

Estar en un ambiente así me hacía sentir muy rara. A esta hora de la noche estaría entrenando con Toga o haciendo algo productivo. Pero aquí, ellos simplemente se divierten. Caminé hacia la gran ventana, que estaba cubierta con cortinas, y me di cuenta de que era una puerta que conducía a un pequeño balcón. Asomé la cabeza por la cortina, y mi corazón se detuvo al ver a dos individuos afuera. Uno de ellos era nada menos que All Might. Miré el reloj que colgaba de la pared; apenas eran las ocho, casi las nueve de la noche.

—¿Qué demonios?—Susurré, volviendo a mirar afuera, viendo ahora a All Might con un chico de cabello verde, casi de su misma estatura.

Flashback

—Y el chico de pelo verde es Izuku Midoriya.—Me indicó Kirishima esa mañana, demostrándome una sonrisa a la cual noté su nerviosismo.

—Un gusto.—Estreché su mano, sintiendo una extraña electricidad recorrer mi cuerpo.

Fin del Flashback

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordar ese encuentro.

—Así que Izuku Midoriya...—Murmuré, enfocando mi mirada en él.

—¿Qué hace a solas con el héroe número uno a estas horas de la noche?—Me pregunté en voz alta. —Es imposible...—Volví a mirar afuera, viendo cómo All Might lo entrenaba, corrigiendo cada movimiento como si lo estuviera preparando para algo más grande. —No puede ser...—Me reí incrédula, cerrando la cortina.

Pero la verdad se hacía cada vez más evidente. Izuku Midoriya no era un estudiante ordinario. Todo encajaba ahora. Mi hermano estuvo tan cerca, pero aún así, tan lejos de descubrir la verdad.

—Daré lo mejor de mí, Shigaraki. Ya verás.—Susurré, decidida.