Cap.8: "Hambre"

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El recuerdo de Rogerina despidiéndose con aquel beso no dejaban de resonar en la cabeza de Brian, la chica continuaba faltando a clases, nadie la veía en los pubs, y lo que era aún más alarmante ya no aparecía en los ensayos de Smile, simplemente parecía haber desaparecido. Tim echaba chispas sin dejar de preguntarles a todos por el paradero de la chica pero incluso Roger y Freddie negaban haberla visto. Brian volvía a caer en cuenta que verdaderamente no la conocía más allá de datos triviales, y enfurecía pensando en que no podía permitir que de la noche a la mañana la dueña de su corazón desapareciera.

- Hola Roger, estaba buscando a...
- ¿Mi hermana? Ella no se encuentra
- ¿Tienes idea de cuándo volverá?
- No

Roger se mantenía serio parado en la puerta de su casa escondiendo su rostro tras un par de lentes de sol, dándole aspecto de guardia de seguridad de discoteca como si custodiara algo, y Brian miro hacia dentro sobre su hombro, Roger frunció el ceño pero el rostro de Brian solo reflejaba melancolía, lo que aflojo un poco el temple del rubio invitándolo a pasar.

- ¿Te dejaron solo otra vez?
- Si...

Ambos se sentaron en el sofá de la sala y Roger se quitó los lentes, ya no le importaba si Brian notaba que había estado llorando, sabía que él también estaba sufriendo con la desaparición de Rogerina y no era justo seguir haciéndose el rudo.

- Lamento si mi hermana te causo problemas
- Creo que quien le causo problemas fui yo, por eso vine a disculparme
- ¿Enserio?
- Si... ¿Puedes decirle que al menos regrese a la universidad? Prometo no volver a dirigirle la palabra si no quiere

Roger bajo la vista al suelo sintiéndose miserable, Brian quería tanto a la chica que se preocupada por ella antes que de él mismo, lo que le demostraba que alejarse o desaparecer no era la solución, había una única forma de acabar con ello.

- Brian, hay algo que...
- Roger, hay algo que...

Ambos quedaron mirándose sin terminar y un escalofrío los recorrió al saber que ambos tenían algo importante que confesarse. Roger se relamió los labios intranquilo sin saber cómo continuar, nuevamente algo inesperado se entrometía en su confesión, mientas Brian parecía estar ordenando las palabras en su mente de manera que suenen más adecuadas.

- No es fácil de explicar...
- Lo mío tampoco...
- Creo que debí decírtelo antes, pero temía como reaccionarias
- Yo igual...

Nuevamente quedaron en silencio mirándose, ahora notaban que la exaltación los había hecho acercarse, cada uno inclinado hacia adelante muy cerca del otro, Brian paseo la vista por el rostro del rubio, de sus ojos a sus labios repetidas veces y Roger sintió como se derretía recordando sus besos, pero no fue necesario quedarse en el recuerdo, ambos rompieron aquella tensión en un anhelado y apasionado beso, sus lenguas se acariciaban con fulgor en perfecta sincronía mientras sus manos se buscaban enredándose en sus cabellos y acariciando sus espaldas al punto en el que Roger termino sobre el más alto mientras este lo tomaba del trasero pegándolo a su cuerpo, hasta que repentinamente Brian se separo.

- No... No, espera, esto está mal... Rogerina...
- Shhh no la menciones, solo disfruta

Roger hambriento continuo repartiendo besos sobre el cuello de Brian, besos que poco a poco fueron transformándose en lamidas y pequeñas picaras mordidas con el fin de arrancarle suspiros, emocionado viendo como crecía el bulto en los pantalones del guitarrista.

- Oh Roger... Oh dios mío...

El rubio continúo descendiendo sus caricias mientras desprendía la ropa a su paso, primero jugueteo con la lengua sobre sus tetillas para luego besar su abdomen hasta llegar a la pelvis lamiendo el borde de sus pantalones desprendiéndolos mientras le sonreía con picardía. Brian suspiraba en manos del rubio sin poder creer lo que estaba ocurriendo, si de algo estaba seguro es que lo estaba disfrutándolo mucho, y lo disfruto aún más cuando vio a Roger tomar su miembro sin pudor llevándoselo a la boca degustándolo cual golosina, lamia, succionaba, gozaba. Hubiera deseado seguir viendo como Roger le hacía aquello pero el mismo placer que le provocaba lo obligó a cerrar los ojos echando la cabeza hacia tras posado las manos entre aquellos rubio cabellos que subían y bajaban con el movimiento; pero tanto placer conlleva un problema, Brian sentía que si Roger continuaba pronto acabaría y no deseaba que aquello terminara ahí.

- Ah... Roger... Voy a...
- Oh no, no tan rápido

Roger dejo un momento en paz el tembloroso cuerpo del guitarrista para levantarse relamiéndose felinamente, al parecer él tampoco pensaba acabar las cosas allí, sin pensarlo tomo a Brian guiándolo escaleras arriba hacia su habitación donde se desplomaron en la cama enredándose nuevamente en besos y caricias mientras la ropa caía por el suelo y los gemidos comenzaban a ser sonoros. Ahora era Brian quien devoraba el cuerpo de Roger quien se estremecía debajo de él, hasta que lo hizo volver a subir urgido por sus labios, aquellos labios que le resultaban tan adictivos, besándose con lujuria mientras se frotaban entre sí al punto de no poder aguantar más tantas provocaciones.

- Rog, Dime que tienes condones

Se estiro hurgando su mesa de luz, pero una vez dio con estos y lubricante no se los entregó, sino que para sorpresa de Brian cambio posiciones quedando sobre él colocándoselo a Brian para luego comenzar a penetrarse. May creyó que acabaría ahí mismo ante tal excitante escena, pero se dijo a si mismo mentalmente que debía aguantar un poco más, y agradeció hacerlo en cuanto el rubio comenzó a cabalgar sobre él, se sentía delicioso entrar y salir de aquel estrecho cuerpo, y un más delicioso era poder verlo en su totalidad, subiendo y bajando sobre él, despeinado, levemente sonrojado por el acaloramiento, gimiendo con aquella expresión de placer en su rostro.

- ¡Ah! ¡Ahh! ¡Brian!

El escuchar su nombre entre aquellos agudos gemidos fue como prender una chispa en un cuarto lleno de pólvora, el guitarrista volvió a cambiar de posición acorralando al rubio en la cama alzándole las piernas sobre sus hombros y volvió a penetrarlo embistiéndolo aún más rápido y profundamente que antes, logrando que los gemidos de Roger también aumenten mientras se aferraba de su espalda con desesperación.

- ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Sí! ¡Sigue!

El rubio se sentía muy cercano al clímax y se podía notar como Brian también, eran esos exquisitos segundos antes del orgasmo donde se nublaban los sentidos hasta sentir el placer en su máxima intensidad. Roger acabo sobre su abdomen con un agudo quejido y al poco tiempo Brian también dentro de él desplomándose a su lado en la cama tras quitarse el condón, ambos suspiraban sintiendo espasmos por todo el cuerpo medida su respiración volvía a la normalidad.
Recobrando el sentido Brian notaba por primera vez donde se encontraba, era una habitación no muy grande, a unos metros de la cama se encontraba un escritorio sobre el que había unas baquetas entre infografías dentales con el sello de la universidad dispersas sobre la superficie de, lo que ahora notaba no se trataba de un escritorio, sino un tocador de dama donde también se encontraban diversos accesorios y maquillaje, sobre la silla identifico inmediatamente la ropa de Rogerina y en el espejo pegado un volante muy familiar "¡AUDICIONES! Smile busca baterista".

- No...
- ¿Qué sucede?
- Roger, dime que tu no...

Roger relajado se desperezo aun gustoso de aquel encuentro, cuando diviso hacia donde el guitarrista lo hacía y su cara reflejo el auténtico pánico, en el fulgor de la excitación no había meditado el terrible error que significaba llevar a Brian a su habitación.

- Brian, yo no... Bueno...

Roger comenzó a tartamudear intentando encontrar alguna excusa, pero nada se le venía a la mente empeorando la irritación de Brian quien se levantó furioso de la cama comenzando a vestirse rápidamente.

- ¡¿Esto es enserio?!
- ¡Juro que puedo explicarlo!
- ¡¿Cómo pudiste?!

Roger desesperado se levantó cubriéndose con las sabanas intentando pensar rápidamente alguna forma de calmarlo, no hubiera querido que Brian se esterara de aquella forma de la verdad, y menos ahora que había podido acercarse a él siendo él mismo, pero ya era demasiado tarde, Brian poniéndose la última prenda se dirigió a la puerta ignorándolo y Roger en un acto exasperado lo tomo del brazo intentando detener su marcha.

- ¡Brian, por favor no te vayas!
- ¡No me toques!

Aquella dura mirada sobre él le hizo sentir como algo en su pecho se partía en mil pedazos, Roger sintiéndose el ser más miserable en la tierra se dejo caer de rodillas viendo entre sollozos como se alejaba de su lado, de su casa y de su vida, el iracundo Brian.

La chica nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora