A LA LUZ DE UNA LUCIERNAGA (19)

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Es de noche y el frio azota,

es de noche y perdido ando.

Maullando como gato en el silencio,

toco mi rostro y no me encuentro.

Es junio de verano en la aldea,

y la luna que a la tierra no rodea.

no sabes cuanto te necesito.

El camino no es de granito puro,

y el cielo se convirtió en un paño oscuro.

Veo un camino de luces diminutas,

moviéndose lentamente a la altura de una roca.

Es una luciérnaga que deja su polvo mágico,

poco vuela y se mueve bajo.

Intento alcanzarla dando tropiezos,

los pies me despellejo caminando rápido.

Un ruido me detiene.

Atento que alguien viene.

La pequeña luz se devuelve pasando por mis ojos,

alumbrando entre borrosos rostros.

Una mujer de tez pálida.

Agonizante y sollozante,

suplicante de ayuda.

¿Quién la hirió de gravedad?

¿Qué esta oscuridad  esconde?

¿Quién la pudo amar?

Fue el gran interrogante.

La luciérnaga se va,

y no pierdo su rastro dejando la mujer atrás.

Tres disparos volvieron a impactar,

silenciando la voz de auxilio de una mortal.

¿Quién es el asesino?

La idea a mi mente vino,

corro sin piedad dando golpes entre los arboles,

un susurro me sigue hablando,

su voz me es familiar.

El atacante volvió a atacar.

¿Luciérnaga por que te vas?

De regreso al lugar del crimen.

Pronto amanecerá.

Hubo un silencio en aquel lugar,

ni las hojas hablaron, todo pareció normal,

salió el sol radiante.

un cadáver en el suelo rodeado.

Policía inspeccionando los hechos,

cuentan que una mujer herida se pudo salvar,

tres impactos de bala logro causar,

a quien fuera su asesino,

y una luciérnaga deja el camino,

que con mis pasos voy siguiendo,

parece que nadie lo nota,

cuando apenas estoy entendiendo,

que la noche no era oscura,

y yo no estaba huyendo,

ya no tengo sombra

y la luciérnaga ha muerto.

LOS CIEN SUSPIROS DE ALEXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora