Capítulo II.

3.3K 277 547
                                    

Ambos habíamos llegado a lo que podía deducir era la habitación de Saihara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ambos habíamos llegado a lo que podía deducir era la habitación de Saihara. Él me dejó con delicadeza en la cama, intenté sacudir mis manos todavía amarradas. Escuché una risa de parte de mi secuestrador.

── Ahora voy a acomodar esas cosas. Te quedarás quieta, si intentas golpearme yo lo haré. ─ Amenazó mientras me sonreía y acariciaba un mechón de mi cabello, a lo cuál moví mi cabeza para evitar que me tocará. Sólo rió y se alejó de la cama dónde estoy sentada, se dirigió a la mesa de noche y sacó del cajón una pequeña llave, supongo que tengo alguna clase de esposas que me tienen las manos en la espalda. Tarareo un poco mientras se acercaba a mí y se me colocó atrás, lo escuchaba canturrear mientras sentía que mi muñecas finalmente se liberaban y podía moverlas mejor. ─ Ya, ahora só- ¡Ah!

Lo interrumpi con una cachetada, me levanté de la cama y corrí a la puerta para intentar abrirla, Saihara la había trabado para que se me complicará salir de aquí, seguramente. Estába con la adrenalina a tope intentando abrir la puesta, sentí cómo él me tomaba el cabello, chille sintiendo cómo él me tiraba hacia atrás.

─ ¿En serio creés que te iba a dejar ir así? Y además, ¿qué te dije sobre golpearme? ─ Escuché mientras sus palabras sonaban frías, me lanzó a la cama y se colocó encima mío. ─ No eres una buena niña ─ Se mofó. ─, no quisiera tener que educarte. ─ Agarró con fuerza mís muñecas, sentía como el colocaba de nuevo aquellas esposas en mis muñecas. Tenía mis ojos cerrados con fuerza, tenía miedo, iba a hacerme algo, no se limitaría en tirarme el cabello. ─

Intenté protegerme con mis manos, colocandolas encima de mi cabeza, pero no pude hacerlo. O al menos no a tiempo, puesto que me devolvió la cachetada que yo le había dado.

Solté un pequeño sollozo.

Sentí cómo él se salía de encima mío, sentándose al lado mío, yo seguía acostada a su lado, sollozando, sentía sus manos en mi cabello y rostro, acariciando mi rostro con suavidad, tarareando en lo bajo.

Sobrecargo mi cabeza en sus piernas, acariciando mejor mi rostro, moviendo varias veces su pulgar bajo mi ojo, secando las lágrimas que llenaban mis ojos.

── Aw, amor, siento tanto tener que hacerte eso. Pero no me dejas otra opción. ─ Lo escuche tararear mientras seguía llevando sus husesudas manos en mi rostro. Es un cambio de actitud tan repentino. ─ Oh, estás muy callada. ¿Quieres ir a dormir ya?

── Supongo...

── Finalmente me hablas. En fin ─ Suspiro. ─. Vayamos a dormir, debes estar cansada todavía.

Me acomodó en la cama y luego él se acostó a mi lado, me abrazó y me colocó en su pecho, acariciando mi cabello y tarareaba. No sé en que momento me terminé durmiendo en sus brazos.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
꒰𑇛໋᳕𓍯🔎ꪴ⃔𝙏𝘼𝙂, 𝙔𝙊𝙐'𝙍𝙀 𝙄𝙏ꪆꗄ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora