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Capítulo XI.

(T/N)

Me haya corriendo en medio de aquél bosque, corriendo de Saihara. De nuevo salimos y yo escape, realmente no sé donde voy o siquiera si llegaré a un lugar seguro, sólo quiero huir de él.

Se siente como un gato y ratón, sólo que soy el ratón ahora mismo.

Mis pasos eran apresurados hasta que caí por culpa de un montículo de nieve que estába en el suelo, parecía raro.

Como si alguien hubiera alterado aquella zona de tierra. Esto es muy arriesgado, pero quiero saber que sucedió aquí.

Con rapidez aparte toda la nieve que quedaba dispareja en el lugar, llegando asi a ver la tierra, parecía igual que la nieve, como si la hubieran vuelto a poner.

── ¿Qué demonios...?

Masculle mientras empezaba a cavar con mis manos en la tierra, no iba a ser tan profundo aquél hoyo, sólo algo para que pudiera ver que había ahí.

Estuve cavando cómo cinco minutos hasta sentir un peso encima mío, luego cómo me tiraban hacia atrás.

── Aw cariño~. Veo que encontraste un pequeño secreto, ¿no es así~? ─ Murmullo a mi oído, sentí escalofríos. ─ Vámonos a casa. Ahora. ─ Con miedo de que pudiera hacerme algo peor, me levantó y lo sigo a un paso temeroso hasta llegar a la casa. Él jaló la correa para hacerme perder el equilibrio y tirarme al suelo. ─ Pensaba que no lo harías de nuevo. Por algo confíe en tí.

Estába temblando en el suelo, tengo miedo de que me vuelva a hacer daño. ¿Me apuñalara de nuevo? por favor que no, eso duele mucho... Cualquier cosa pero-

─ Deberías entender que por cada acto, hay una consecuencia. ─ Me habló. Me estremeci mientras él jalaba de la correa para hacerme subir la cabeza, una vez hecho eso me tomó del mentón para que lo viera. ─ Creía que no eras tonta y lo sabías.

── Shu-Shuichi y-yo--

Sentí como me derribaba al suelo, quedándose encima mío, sus rodillas estaban a mis costados mientras él me miraba como un depredador. Puedo sentir como tiemblo estando bajo él.

── Pensé que tenías en claro las reglas. ─ Su mano bajo a mi mejilla, apretando la misma con algo de fuerza. ─ Tu sabés que te amo. Pero ─ sentí como clavaba sus uñas en mi mejilla. ─, me hacés enojar al desobedecerme. ─ Sentí como dejó mi mejilla y bajó su mano hacia mi vestido, había un frío que estába encima de la tela. ─ No te trataría así si no me provocaras. ─ Lo escuché reír cómo un loco, cerré mis ojos con fuerza al escucharlo así. ─ Es tu culpa.