Capítulo 3 - Removiendo las cosas

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POV Camila

—Hola... — dije nerviosa. Ella me miraba sin decir nada. Hizo un movimiento con su cabeza y caminó escalera arriba. Dudando y con movimientos erráticos la seguí. Subimos en silencio hasta su dormitorio.

Me quedé a un paso de la puerta, viendo como todo se mantenía intacto. Eso hizo que mi corazón se apretara. Cerré mis ojos porque cientos de recuerdos aquí llegaban a mi mente.

Me sentí mareada.

—Puedes...  — abrí mis ojos al escuchar su voz. Ella estaba descalza— sentarte si quieres.

Carraspeé tratando de pasar el nudo que tenía en mi garganta y caminé hasta su cama forzando a mis ojos alejarse de ella.
Mi cuerpo se tensó al sentir como se sentaba a mi lado.

—Está todo igual... — dije con voz suave.

—Si...

Estaba nerviosa, no sabía que decir.
Nos quedamos en un incómodo silencio. Por supuesto nada sería como antes.

—¿Cómo estás?

—Eh... bien, estoy bien. — Me sentí una tonta. —¿Y tú?

—Igual. Digo, que también estoy bien — La vi cerrar sus ojos como reprochándose así misma y quise sonreír, pero me contuve. Cuando me miró simplemente asentí y volví a mirar al frente fingiendo distraerme con las cosas de su cuarto y otra vez nos inundó el silencio.

Maldición. No debí venir.

—Será mejor que me vaya — me puse de pie — tengo que...

—Quédate... por favor. — el cómo me lo dijo removió algo en mi interior y no me pude negar. Volví a sentarme. Esperé otros segundos viendo como ella se movía incómoda.— Yo... quiero saber qué pasó.

—No quiero hablar de eso. — volteó a verme rápidamente y bajó la mirada. — No ahora, quizás en otra ocasión. — Asintió y me permití observarla directamente. Lucía tan diferente, tan hermosa. —Estás cambiada.

—¿Eso es bueno o malo? —me preguntó con una mueca.

—Oh, por supuesto que es bueno, digo, estás más... adulta.

—¿Más vieja? — abrió sus ojos haciéndome sonreír.

—No, Lauren, más mujer, más... más bonita.

—Osea que antes estaba fea — puse mis ojos en blanco. No podía con ella.

—Sabes muy bien que no.

—Si antes te gustaba era por algo ¿no? — dijo riendo y noté que se soltaba.

—Bueno... en el pasado cometí errores — dije bromeando, pero su risa cesó y se puso seria — Era una broma — aclaré.

—Si...

Lo había arruinado.

—Quédate a cenar. En dos días vuelvo a mi departamento así que no estaré más por esta zona. — Aquello llamó mi atención. Yo ya estaba de vuelta, así que, ¿por qué dejar de frecuentar la zona donde vivían sus padres? Suponiendo que era mi recuerdo lo que la mantenía alejada, o al menos según la versión de mis padres.

Quizás tenía otras razones.

—Así que estás viviendo en el centro. — ella alzó una ceja.

—Así que estás informada.

—Mis padres.

—Lo sé... — Sonrió. En verdad estaba mucho más hermosa. Eso o había olvidado el efecto que su belleza tenía en mí. — Brickell.

BONANZA  -  CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora