[Chuuya Nakahara]

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Pedido: Lucymaud002
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Soledad

La mujer veía con orgullo los estantes limpios de la biblioteca mientras regresaba a su lectura escondiendo su pequeño cuerpo en uno de los lugares secretos de Kobayashi Takiji y se disponía a leer una de las muchas novelas ligeras que disfrutó en su juventud mientras la paz reinaba sobre el edificio.

Había estado ahí durante poco tiempo, después de ser reencarnada su vida después de morir había dado un giro único de 180 grados pasando de ser una escritora aburrida a una heroina como la de los mangas, sin embargo, la sensación de soledad la azotaba con frecuencia, el ser alguien cuya escritura era la más contemporánea de todos los autores, ser de un país diferente y a su vez tener un pensamiento con una brecha de más de un siglo entre los demás no le ayudaba en lo absoluto.

Pasaba sus días leyendo o buscando cosas con las que saciar su ocio evitando el contacto con los demás autores para evitar conflictos que se pudieran dar por su forma de pensar o por malentendidos que pudieran surgir por su manera de actuar.

El sonido de algo cayéndose la alertó, espero un par de minutos para ver si alguno de los otros se hacía cargo pero de nuevo el estruendo se hizo escuchar por lo que a regañadientes salió de su escondite y busco el origen del sonido.

—¿Señor Nakahara? —en la sala principal de la biblioteca vió al rubio tirado por lo que alarmada se acercó para cerciorarse de que todo estuviera en orden.

—Hmm.

—¿Está bien señor Nakahara? —la chica veía los ojos perdidos del rubio ebrio nerviosa.

Recordó todos los rumores que circulaban alrededor de Chuuya, un tipo cuya razon se perdía ante una actitud violenta tras el consumo de alcohol, cosa que la asustó un poco.

No sabía bien que hacer con el mayor en aquel estado, no queria arriesgarse a dejarlo solo pero tampoco queria arriesgarse a estar a solas con él, por lo que la opción más sensata era buscar a uno de sus pocos amigos —. Voy a buscar al señor Sakaguchi, no tardo.

—No...te...vayas. —dijo arrastrando las palabras mientras sostenía de la manga a la chica, ésta suspiró.

Aprovechando la fuerza que poseía para su no tan pequeño cuerpo, la adulta levantó al rubio y lo recargo sobre su hombro esperando una reacción violenta que sorpresivamente nunca llegó, el más bajo se acomodo en su hombro mientras murmuraba un par de palabras ininteligibles.

—Rayos, apesta a alcohol. —pronunció en voz baja asqueada por el aroma que desprendía el autor a la vez que empezaban a movilizarse a paso lento.

Caminaron por los alrededores buscando a Ango, quién podía manejar mejor que todos en la biblioteca a Chuuya, estuviera bajo los influjos del alcohol o no.

De vez en cuando se toparon con un par de autores quienes no daban crédito a lo que veían, un Chuuya Nakahara siendo paseado por la chica que a penas había dicho más de dos frases al resto.

Ella simplemente ignoró la mirada que le dedicaban a ambos y llevó a Chuuya a la cocina donde era posible que Sakaguchi se encontrara haciendo su sopa de corrupción.

Ingresó con el de sombrero siendo desilusionada al encontrar a Haruo y a Shiga en lugar del decadente.

—Disculpen que moleste pero, ¿Han visto al señor Sakaguchi? —preguntó nerviosa ante la presencia de los dos masculinos que fácil le sacaban una cabeza en altura.

Ambos negaron y antes de que pudieran mencionar una palabra la joven latina ya se encontraba en marcha buscando a Ango mientras ignoraba el dolor que empezaba a crecer en su hombro.

Caminaron hasta que sus pies llegaron a la enfermería, sin nada que perder, la occidental entró con el hombre para preguntar por el paradero del megane a la única persona en la que sabía que podía depositar su plena confianza.

—Me temo que salió con Odasaku-san y Dazai-kun. —respondió Mori con su característica rectitud, buscando un par de pastillas que le extendió a [T/N]—. Ten, por si Nakahara-kun presenta dolor de cabeza más adelante.

—Gracias doctor Mori. —agradeció con una pequeña sonrisa mientras tomaba al enano y emprendan un nuevo viaje.

Ya no sabía que más hacer, así que se dirigió a la habitación de Nakahara para al menos asegurarse de que este descansara y de paso su hombro.

Recostó al rubio sobre su cama estaba dispuesta a irse hasta que: —¡No te vayas! —el borracho Chuuya envolvió en un abrazo a la chica con una voz triste y solitaria —. Por favor... no me dejes también.

Un nuevo suspiro salió de sus labios preguntándose el porqué este se estaba aferrando a su presencia —. No me iré señor Nakahara, estaré aquí.

Tomo un pequeño banco y se sento a su lado, sostenía su mano asegurando al de sombrero que seguía ahí a su vez que él empezaba a conciliar el sueño hasta que su respiración se hizo más pausada, y finalmente cedió ante el descanso.

Ella no conocía mucho de la vida del rubio, más allá del los artículos de Wikipedia que alguna vez llegó a leer y de lo corta que fue su vida, desde que llegó a la biblioteca nunca pasó por su mente que el convivir con él de baja estatura, y mucho menos cuidarlo tras estar borracho.

Salió con cuidado de la habitación en busca de un vaso con agua, tras regresar dejo este sobre si escritorio junto con las pastillas que Mori le había dado, sin saber cuanto tiempo había pasado exactamente desde que encontró a Chuuya en el piso

Yoshimasa, Fumiya...— susurros salían de la boca del rubio, dormitaba tranquilamente pero su expresó reflejaba una profunda soledad mientras seguía nombrando a sus dos hijos fallecidos.

La chica sintió la tristeza impregnada en las palabras y dejando de lado su miedo abrazó a Chuuya tratando de transmitirle calidez y apoyo mientras que gracias al cansancio empezaba a ceder y finalmente se durmió en una posición incómoda a la vez que la expresión de Nakahara se tranformaba en una de paz.

28/03/21

ʙᴜɴɢᴏᴜ ᴛᴏ ᴀʟᴄʜᴇᴍɪꜱᴛ  [ᴏɴᴇ-ꜱʜᴏᴛꜱ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora