Baby Sasuke

Cap. 4

Había pasado una semana. Hinata no había salido de su cuarto en absoluto y la comida que le era llevada era regresada intacta.

-Esto ya es demasiado ¡Se dejará morir! -grito Hanabi en medio de la cena con la comida de Hinata frente a ella. -Grrr iré y la sacaré de su cuarto.
-Estoy de acuerdo, Hinata-sama no puede rendirse tan fácilmente. -dijo Neji poniendose en pie.
-Ninguno irá a ningún lado. Ambos se quedarán aquí y dejarán a Hinata tranquila. -dijo Hiashi apareciendo repentinamente.
-Hiashi-sama...
-Pero padre...mi hermana...
-Tu hermana esta bien. Solo necesita tiempo para sobreponerse.
-¡Pero...!
-¡Ella es fuerte, Hanabi!
-...
-Harias bien en no olvidarlo. -dijo antes de irse viendo de reojo la comida de su hija.

...

Ya bien entrada la madrugada la puerta de Hinata fue tocada suavemente entre la obscuridad.

-Hinata. -llamó Hiashi. -abre. -ordenó

No hubo respuesta pero la puerta fue abierta.

-¿Padre...? -murmuro Hinata sin mostrar el rostro.
-Haste a un lado. -dijo con frialdad.

Hinata trago saliva y suspirando asintió.
La puerta fue abierta de par en par, solo para dejar entrar a Hiashi con una charola con té y galletas.

-P-Padre...esto...
-Guarda silencio.

El patriarca dejo las cosas sobre una mesita, y sin mas tomo asiento.

-Siéntate.

Hinata no dijo nada, solo tomo asiento frente a su padre e incapaz de levantar la cara, simplemente se quedó ahí sin decir nada.

-Hinata... -murmuro el hombre mientras servía el té por primera vez. -¿Cuánto tiempo seguirás así?
-...
-¿Tan doloroso fue?
-¿Qué?
-Estoy preguntando cuan hirientes fueron las palabras de esos dos.
-...¿Por qué deseas saber eso, padre?...
-Para saber que castigo darles.

Hinata abrió los ojos con impacto y sin poder creerlo vio en los ojos de su padre honestidad pura.

-Hinata...se que no he sido un buen padre en absoluto, pero jamás dejaré que alguien te haga sentir tan miserable como ahora; y quién se atreva, definitivamente será castigado.
-Padre...
-Yo no busco tu perdón, porque no lo merezco, pero necesitaba que supieras esto.
-...
-Se que estás herida por lo que dijeron esos dos, pero ellos no merecen tener el privilegio de verte derrotada. Eres la heroína de la cuarta guerra ninja, futura cabeza del clan Hyuga, nuestra heredera, digna desentiende de Hamura Otsutsuki, única pupila del sexto Hokage, y... también eres mi hija. Tú eres esa persona y por ello deberías saber que, personas como esos ninjas vulgares, no son dignas ni de una mirada tuya.

Hinata comenzó a gimotear mientras apretaba su pecho con dolor.

-¿Por qué me dices todo esto, padre?
-Porque te amo hija mía.
-...N-No es verdad...
-Se que soy la persona que más te ha lastimado, y realmente lo lamento, pero cuando ese hombre te llevo a la luna, sentí como si me robara el tesoro más grande de mi vida y por primera vez...tuve miedo. Te mi cuando Hanabi volvió y tú no estabas con ella. Te mi cuando dijeron que habías decidido permanecer con ese hombre.

<<¿Que hombre?>> Pensó Sasuke perfectamente cubierto en la cama detrás de la cuna.

-Realmente creí que no volverías. Maldije al Uzumaki por no traerte de vuelta, pero el muchacho Nara me explico que lo hiciste para que todos volvieran con vida; tú aseguraste que él no te haría daño y que permanecerías a su lado. Eso me aterro. El hecho de no verte más, llenó de miedo mi corazón.
-Padre...
-Despues...como digna princesa descendiste del cielo nocturno junto al heredero de Hamura y uniste de nuevo al clan con sus raíces, dando inicio a una familia aún más fuerte. Todo eso lo hiciste tú, hija mía.
-Yo no lo hice sola.
-Pero nada se habría dado de está forma si no fuese por ti.
-...
-Hinata, no dejes que personas como esos apaguen tu alma. A tu madre jamás le habría gustado eso.
-¿Mamá...?
-Tienes mi permiso de permanecer en el suelo el tiempo que creas necesito, siempre y cuando te levantes renovada. Eres fuerte, por eso no espero algo menos.
-Yo no...
-Se que lo harás, porque eres como tu madre y no he conocido mujer más fuerte que ella.
-...
-Me iré ahora. Al menos bebe el té y come las galletas. -decía mientras se levantaba y caminaba a la puerta.
-¿De verdad crees que soy fuerte? -cuestionó sin miedo.
-Por supuesto y apostaría mi vida a qué no soy el único que lo piensa.