Día 2. Beso.

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      –Aguarda, ¿me estás diciendo que no sabes cómo besar...?–.

       Blitzø se quedó observando a su nuevo amante con la más viva incredulidad, ubicado en cuatro sobre él. El demonio búho se incomodó; sus plumas se alborotaron suavemente y sus mejillas se tiñeron de rojo.

        –Yo, eh... N-no es que no sepa, en realidad–respondió, desviando la mirada nerviosamente hacia el costado. Sus elegantes dedos negros se posaron sobre su pico, inseguros. –Sé cómo se hace, es sólo que... ¡B-bueno~! S-se requieren... se requieren labios–.

        –Ajá, ¿y?–le espetó el imp, mirándolo desde arriba y balanceando su cola con gesto aburrido. –Sigo sin ver el problema, idiota... –.

         Stolas se incorporó a medias, abriendo sus ojos de par en par y señalándose el pico con insistencia.

         –¿Cómo que no, Blitzy? Yo... ¡Yo no tengo! ¡No puedo besar a nadie!–.

         El imp finalmente pareció captar el problema, porque no respondió. Sin embargo, una sonrisa había empezado a formarse en su boca, en parte de alivio y en parte por...

         –Oh, entones lo que en realidad quieres decir es que nunca te han besado apropiadamente, ¿verdad?–. La cabeza de Stolas se torció con extrañeza.

         –¿¿D-disculpa...??–.

        –¡Vaya, no esperaba éso de un maldito Príncipe del Infierno~!–se rió Blitzø, alegremente, acercando su cara a la de Stolas con aire juguetón. Desde ahí, le sonrió. Un brillo malicioso cruzaba su mirada. –Dime, ¿qué más no sabes, Excelencia~? Presiento que me voy a divertir mucho enseñándote... –.

         Las plumas de Stolas se tornaron incluso más rojas.

         –¿A qué te...?–.

         –Sólo abre la boca... –respondió el imp, enigmáticamente. – ... Y deja que yo me encargue del resto–.

         El príncipe dudó. Apenas conocía a éste pequeño imp, y de hecho todavía no se explicaba muy bien cómo diablos habían terminado semi desnudos y casi que acostados en su sofá, con aquél hombrecito en posición dominante sobre él. Sin embargo... Blitzø parecía saber lo que se hacía. Parecía saber muchas cosas, en realidad. Cosas que el Príncipe de Ars Goethia de hecho ignoraba sobre sí mismo, sobre cómo lo hacían sentir...

        Así que sí, decidió hacerle caso. Cerró los ojos y abrió la boca, lo más ampliamente que pudo, para complacer a su compañero. Lo último que oyó de Blitzø como respuesta fue una risita malévola. Luego, sintió la mano del imp tomándolo de la nuca, y...

         Y...

         Los ojos de Stolas se abrieron de par en par.

         Algo húmedo y largo se había deslizado fríamente por su garganta, lamiendo ágilmente y enrollándose con su lengua. Ése algo tenía forma bífida y flexible, y era... Oh, Lucifer.

        ¡¡Era la lengua de Blitzø...!!

         Stolas sintió el calor apoderándose de su rostro a medida que cerraba los ojos de nuevo, centrándose en el extraño placer que el "beso" le provocaba. Blitzø se había mantenido concienzudamente lejos de su pico, dejando su boca abierta a unos pocos centímetros para que su larga lengua reptiliana se deslizara. Stolas sintió cómo reptaba en su interior, cómo se apoderaba lentamente de su mente en éxtasis mientras que las manos del imp lo atraían más y más cerca de su cuerpo, acariciándolo con firmeza a medida que sus bocas se juntaban... Tan cerca... Las neuronas del búho simplemente dejaron de funcionar. Tan sólo se entregó al abrazo del más bajito como la presa de una serpiente, disfrutando cada maldito segundo que pasaba junto a él. El príncipe jadeó, repentinamente necesitado. El imp tan sólo esbozó una sonrisa contra su boca, divertido.

Je Ne Regrette Rien 😏 Stolitzø 30 días OTPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora