Día 1. Abrazo.

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      –¿Hmmm~? ¿Estás dormido, Blitzy?–.

      La noche era oscura y silenciosa, y el cuarto apenas se hallaba iluminado por un mísero rayito de luna que colaba por entre las cortinas. Todo lo demás eran sombras; formas recortadas y borrosas, indistinguibles unas de otras, que se mezclaban libremente entre las frías esquinas de la habitación. Dentro de la cama, sin embargo, todo se sentía cálido y reconfortante, aunque no pudiera verse, y el pequeño cuerpo de un imp se apretujaba a consciencia contra lo que sentía era un muro de plumas suaves y cosquilludas, el cuerpo de su amante...

       –Mmmh... No, no realmente–bostezó su voz en la oscuridad, y la pared de plumas se estremeció con una ligera risa.

        –Oh... ¿Te he despertado, mi dulce y pequeño imp~?–.

        Se oyó un pesado suspiro de parte del diablillo, como un gruñido.

        –¿Qué putas quieres, idiota?–.

        –Oh, yo nada, ja ja–suspiró la voz de Stolas en las tinieblas, sus plumas apretándose suavemente contra su mejilla, como si se hubieran esponjado un poquito. Blitzø oyó como el búho soltaba un claro ululeo, visiblemente divertido. –Es sólo que... Blitzy, ¿no sientes... algo... muy extraño? Justo ahora, en este momento... –.

       El imp se tomó unos minutos para pensarlo. Todo fue silencio, hasta que, de repente...

        – ... No estoy duro, si eso es a lo que te refieres... −.

       Blitzø sintió otra vez cómo la pared de plumas volvía a estremecerse, esta vez, con un poco más de fuerza que la vez anterior. Oyó la risa de su amante desternillándose en algún punto mucho más arriba de su oído, no muy cerca pero tampoco lejos. La respiración de Stolas volvió a controlarse en cuestión de segundos, aunque todavía podía adivinarse una sonrisa en sus palabras, especialmente en la forma que sus ululeos poblaban sus oraciones de ruido sin poder contenerlos.

       −No, no es eso, querido, me refería a... ¡Ay!−. El príncipe hizo una repentina pausa; sus plumas erizándose de golpe al sentir algo similar a una mano tocándolo por abajo. Pellizcándolo, de hecho. El búho se volteó hacia el pequeño bulto que no veía pero que sentía apoyado contra sí, haciendo pucheros. −Blitzy, no me toques así, sin avisar... −.

         − ... Sólo me aseguraba de que tu cloaca no estuviese húmeda, pajarraco−gruñó el otro, y Stolas pudo sentir cómo el imp soltaba un resoplido contra su cuerpo antes de volver a su posición inicial, visiblemente cansado. −En serio, si estás intentando que te coja de nuevo... Para de una maldita vez, ¿quieres?−.

        Blitzø esbozó un gruñido, frotándose los ojos contra sus plumas como si no quisiera hablar más del tema. El imp suspiró.

         −Stolas, estuvimos toda la noche con los látigos y las correas... Tuviste siete orgasmos y yo también, ¿¿qué más podrías querer?? Hazme un puto favor y duérmete, ¿sí? Tengo trabajo; mañana me despierto temprano... −.

         −Mh, seré breve entonces, mi cielo~... −murmuró la voz de Stolas, y el imp se puso alerta al sentirla mucho más cerca que antes, como si el pájaro se hubiera inclinado en su dirección, con dulzura. De nuevo, el búho ululeó. −Pero... ¿de verdad no sientes nada, querido? ¿Nada nuevo, fuera de su lugar? ¿Nada que te incomode o te alegre...?−.

         El pequeño cuerpo junto a él se tensó violentamente, apretando los puños, como si tratara de decidir si era mejor golpearle o insultarle de vuelta para que el muy idiota cerrara el pico. Sin embargo... Stolas pronto sintió que el cuerpo de su amante se relajaba, suspirando cansinamente, como si pensara que no hubiera más vuelta que darle. Ninguna de ésas dos alternativas iban a funcionar para callarlo y lo sabía, lo sabía por experiencia en sus múltiples noches de cama. Hasta tal vez lo disfrutaría, el muy maldito... Blitzø volvió a suspirar, cada vez más molesto.

Je Ne Regrette Rien 😏 Stolitzø 30 días OTPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora