Día 6. Masturbación al Activo.

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        Hacía tiempo que Blitzø estaba molesto y nadie sabía por qué. Su carácter habitualmente burlón y sarcástico se había tornado arisco de la noche a la mañana, congelando su rostro en un eterno ceño fruncido y una boca que no paraba de gruñir y enseñar los dientes a cuanta persona se le cruce. Y no era para menos. Blitzø ya ni siquiera se molestaba en felicitarlos por un trabajo bien hecho; antes bien, se encerraba en su oficina y no volvían a verlo hasta la mañana siguiente, donde salía refunfuñando los detalles de su nuevo objetivo y etcétera, hasta que tocaba volver a encerrarse otra vez con el ceño fruncido. Sus empleados estaban confundidos.¿Y ahora qué diablos le pasaba...?

        –Señor, le aseguro que si usted pudiera explicarnos... –.

        –Por última vez... ¡Que no tengo que explicarte una mierda, Moxxie!–gruñó Blitz, dando un fuerte latigazo con su cola sobre la mesa. El jefe de Imp puso ambas manos en el escritorio, su mirada irradiando veneno mientras señalaba a la pareja de casados con molestia. –¡¡Y al próximo que pregunte, JURO QUE LO TIRO POR LA VENTAN-...!!–.

        –Hey, Blitz–interrumpió Loona desde su escritorio, sosteniendo el teléfono de la compañía contra su pecho. –Ése búho raro está al teléfono otra vez. Quiere hablarte–.

         Blitzø se tomó de los cuernos con furia.

        –¡¡PUTA MADRE!!–.

       El imp se dirigió a su oficina con grandes y poderosas zancadas, sin dejar de maldecir. La parejita de demonios intercambió una mirada, entre preocupados y aterrados.

        –¿Qué... Qué diablos le pasa?–. La chica lobo se encogió de hombros.

       –Yo que sé, pero debe ser algo relacionado con ése privilegiado hijo de puta–contestó, levantando la vista del celular y observando la puerta de la oficina, dudando. –La verdad... Blitz empezó a estar así luego de una de sus llamadas... –.

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     "Hijo de re mil puta".

       Blitzø se sentó en su silla, totalmente reacio, mientras trataba de calmarse antes de tomar la llamada. Por muy molesto que estuviera con Stolas, el príncipe búho nada sabía sobre su incomodidad y, la verdad, prefería que se mantuviera así. Si no podía siquiera decirle a sus empleados, ¿¿entonces por qué decirle al idiota?? Blitzø inhaló profundamente... Y contestó.

        –Hola, Blitzy~.

        La seductora voz de Stolas lo saludó como de costumbre, delatando su completa ignorancia respecto al estado emocional de su amante. Blitz apretó los puños. Respondió con un estoico "¿Qué quieres?", el cual desencadenó casi inmediatamente una alegre charlatanería de Su Alteza, preguntando por temas triviales como el estado de su familia y la situación de su negocio, interesándose por sus respuestas con genuina amabilidad. Sin embargo, eso no duraría mucho, Blitz lo sabía. Con Stolas, ninguna conversación así duraba mucho, y el imp se encontró rezando para que el búho se olvidara, que fuera una conversación como todas las demás, que no dijera nada, porque, la última vez...

       –Pero, por supuesto, preferiría mil veces que me lo contaras en persona, mi Blitzy del pene grande–.

       "Oh, no".

        Blitzø cruzó instintivamente las piernas, su mano temblando al saber lo que se avecinaba. Toda bravuconería se esfumó de su rostro, dejando poco más que un muy asustado imp, con los ojos abiertos de par en par. Se removió en su silla, incómodo.

Je Ne Regrette Rien 😏 Stolitzø 30 días OTPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora