CAPÍTULO DOS

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Jungkook guardó sus útiles en su bolso y salió del salón cabizbajo. Ese día no parecía ser el mejor, empezando por el hecho de que Lisa y Yugyeom habían faltado a clases, teniendo que pasar el resto del día solo, y sumando además el próximo examen que tendría sobre un tema que no había entendido por completo de una materia que no era su favorita precisamente.

Se sentó en uno de los bancos de la universidad, y echó la cabeza hacia atrás. ¿Por qué todos en el salón parecían entender menos él? Era tan frustrante sentirse así. Tomó su celular, y lo movió entre sus manos de manera vacilante.

Taehyung en ocasiones lo ayudaba explicándole cosas, o proporcionándole información precisa para sus tareas, pero le daba un poco de vergüenza pedirle que le explicara un tema entero. Además que este no terminaba de entrar en cu cerebro.

—Pros y contras... —murmuró mirando su celular—. Por un lado saldré mal en el examen, y por otro quedaré como un tonto ante Taehyung. ¿Qué no son ambas malas?

Bien, no servía para ver el lado positivo de las cosas, así que armándose de valor marcó el número del mayor y llevó el móvil a su oreja, escuchando el repicar de la llamada.

Hola, bonito. ¿Sucede algo?

Jungkook recordó en aquel momento el porqué Taehyung no había ido a buscarlo, y es que este último luego de una semana ajetreada por fin tenía un día de descanso. Se arrepintió de inmediato el haber llamado a Taehyung, y se golpeó repetidas veces la cabeza.

Uh, ¿Jungkook? ¿Estás bien?

—Sí, sí. Estoy bien —respondió al fin, mordiendo su labio—. ¿Y tú?

Mejor ahora que te escucho —Jungkook sonrió al oírlo decir tal cosa—. ¿Por qué no vienes a verme? ¿Tienes cosas que hacer?

—Es tu día libre, es mejor que descanses.

Quiero verte, nunca estaría cansado para verte. ¿Quieres que vaya a buscarte?

Las mejillas del pelinegro se calentaron, y su corazón latió emocionado por las lindas palabras de su novio. —Debo estudiar para un examen, Tae. Quizás otro día.

¿Y por qué no vienes para explicarte? Yo te ayudaré a estudiar.

—¿Eh? No, no. Debes descansar, no quiero ocupar tu tiempo con mis cosas —rodó los ojos, y volvió a golpear su cabeza por dejar escapar ese detalle.

Amor, no es molestia ayudarte a estudiar —la línea quedó en silencio un par de segundos—. Además, si te sientes mal me puedes recompensar con besos. ¿Qué dices? Yo lo veo muy justo.

Jungkook rió, y negó con la cabeza. Taehyung era único. —El tema es difícil para mí. Será muy trabajoso explicarme.

Bueno, me darás muchos besos y te quedas a dormir. ¿Sí?

—Mhm, es cruel pero justo, señor Kim.

La risa de Taehyung se escuchó en la línea, contagiando a Jungkook.

Solo soy un hombre que lo ama mucho y se aprovecha de las oportunidades para tener a su amor lo más cerca, joven Jeon.

Decir que aquellas palabras no causaron estragos en Jungkook es un eufemismo. —Tonto... —susurró tímido.

Por ti.

—¡Taehyung! —llamó Jungkook una vez llegó al departamento del mayor, y entró en este luego de insertar la contraseña y cambiar sus deportivos por sus pantuflas.

LA 𝗩𝗘𝗭 QUE 𝗖𝗔𝗦𝗜 TERMINAMOS ៚ 𝗧𝗔𝗘KOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora