EXTRA I

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El sonido de las olas chocando entre ellas y deslizándose con suavidad sobre la arena de la playa era relajante. Siendo la una de la tarde, el sol estaba en su mejor punto, logrando que sintieran algo de calor al no estar acostumbrados al tropical clima. Sin embargo, esto no parecía afectar a nadie, encontrando todo el entorno algo de ensueño.

Luego de una ardua busca de países en donde el matrimonio igualitario era legal, Río de Janeiro, Brasil, había sido el elegido entre tantas opciones, vislumbrando con sus paradisíacas playas y sitios turísticos.

La promesa de unir sus vidas no se cumplió sino hasta cuatro años después de haberlo propuesto en medio de la conciencia y el leve estupor del alcohol, y aunque en un principio estaba destinado a realizarse en cuanto Jungkook se graduara en la universidad, sintieron más propicio aplazarlo durante unos años para planificar todo con más calma. Taehyung quería una ceremonia que no olvidarían jamás, marcando el inicio de lo que sería esa importante etapa juntos.

Jeon aceptó, dedicando esos años a entrar al mundo laboral, en donde se desenvolvió con una facilidad admirable. Contrario a lo que muchos pensaron, Jungkook trabajaba en un lugar diferente al de Taehyung, y con este último apoyándolo en cada una de sus decisiones. Les gustaba esa dinámica, y aunque el hecho de no pasar tanto tiempo juntos a veces resultaba insoportable, todo mal rato se desvanecía al llegar a casa y saber que el otro se encontraba ahí. Sin duda alguna, vivir juntos era una experiencia gratificante. Habían tomado esa decisión desde hace un par de años atrás, residiendo ambos en un nuevo departamento que comenzaba a llenarse de cada una de las memorias y experiencias de lo que implicaba vivir en pareja.

Los años no pasaron en vano para ninguno de ellos, y al mismo tiempo sentían que los minutos se detenían cuando sus miradas se encontraban, que los días se volvían más largos cuando se abrazaban luego de estar tanto tiempo separados, y que los años tenían treinta días de más cuando sus corazones se hinchaban de amor con el solo hecho de estar juntos. Se sentían más enamorados con el pasar de las semanas, y sabían que día a día el amor aumentaría en sus almas, volviendo sus vidas más cálidas, y su relación más fuerte.

Sonrió, recordando de pronto todo lo que habían atravesado, desde que se conocieron hasta la propuesta de matrimonio, sintiendo algunas cosquillas traviesas en su estómago, indicándole cuán emocionado y nervioso estaba. Casarse, era algo que sonaba lejano para él, pero desde que lo conoció se había vuelto una realidad, algo que justo estaba viviendo en aquel momento.

Se miró en el reflejo del espejo cuando la chica dejó de arreglar sus cabellos. Durante esos años lo había dejado crecer, hasta el punto de tenerlo hasta el cuello, y gracias a la longitud de este es que era posible llevar aquel peinado que le habían hecho. Dos trenzas prolijas, con algunos mechones sueltos le daban un aire delicado, aún más cuando estas estaban adornadas con pequeñas florecitas blancas, esparcidas a lo largo del cabello.

Cuando la estilista le había propuesto aquel estilo, lo había dudado, pensando que se vería muy femenino, sin embargo, ahora que se detallaba bien, podía afirmar que había sido una excelente idea, y sus mejillas sonrojadas, al igual sus ojos brillantes eran la prueba de ello. Su maquillaje era ligero, solo para resaltar su bonito rostro que con los años se había endurecido, al punto de desaparecer aquellas facciones juveniles para darle paso a unas más adultas, y solo faltaba vestirse para poder estar listo.

—¡Luces tan precioso! —exclamó Sana, mirándolo a través del espejo—. Taehyung se desmayará al verte, estoy segura de eso.

—Dios, te ves más gay de lo que ya eres —se burló Lisa, recibiendo un manotazo por parte de Jungkook—. Ya, sabes que te ves hermoso.

—Sí, me gusta como me veo —aceptó, y miró a la estilista, sonriéndole—. I love it, thank you.

Bruna, —una joven brasilera, encargada de la estética de Jungkook— sonrió complacida con la respuesta y le respondió de igual forma en inglés. Dio unos últimos retoques al rostro y pelo del coreano de a penas veinticuatro años y se despidió de todos los que se encontraban en la habitación de hotel.

LA 𝗩𝗘𝗭 QUE 𝗖𝗔𝗦𝗜 TERMINAMOS ៚ 𝗧𝗔𝗘KOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora