Capitulo 01.

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5 meses después.

Hoy no era un día concurrido en la pastelería, no había más que 3 clientes. 2 sentados en una mesa y otro parándose de otra. El día era lluvioso y de un clima agradable. Otoño era agradable.

Han pasado 5 meses. Es increíble cómo pasa el tiempo tan rápido. Ahora nos encontramos en octubre, cada vez más cerca de navidad, ¿Qué si me emociona? Claramente. ¿A quien no?

— Octubre 13 — musite mientras marco con una cruz el día en el calendario de la pastelería.

Cada vez más se siente lo precioso del otoño y lo cerca que se siente Halloween.

Cuando vivía en San Francisco, junto con mi pequeña sobrina Kelly, nos encantaba esconder los dulces obtenidos en el escalón de los secretos (si, escondíamos los dulces en un escalón que se encontraba fracturado en las escaleras)  para que Amber, mi queridísima hermana mayor, no se diera cuenta que cuando me quedaba cuidándola ingeríamos unas altas cantidades de azúcar.

O sea chocolate.

Amábamos el chocolate.

— Rob, te toca atender la mesa 4 — dije caminando hacia la caja.

— Seguro jefa — contestó haciendo el típico saludo militar que lo distinguía.

Sonreí.

— Buen día, ¿ya sabe que ordenara? — dije mirando a la señora que traía en brazos a su hija de más o menos 3 años.

— Mmmm, ¿qué pedirás Katie? — dijo mirando a la niñita con una sonrisa.

— ¡¡¡Cocholate mami!!! — respondió efusivamente haciéndonos reír.

— ¿Quieres pastel o un brownie de chocolate muy grande, cariño? —pregunté mientras sonreía y la miraba.

Era tan adorable, esos pequeños rulitos color oro que enmarcaban su dulce carita, tenía tantas ganas de apretar sus rojizas mejillas.

Siempre me han gustado los niños, tenía un apego hacia ellos muy grande.

Pa-paaa-tel — dijo en un susurro que alcance a escuchar.

— Bueno Katie — dije — Como has sido mi clienta favorita, te dejaré elegir el pastel de chocolate que quieres —sonreí — Va por mi cuenta —dije sonriéndole a su madre.

— Oh no, no tiene que hacerlo — dijo su madre apenada.

— No, no aceptamos un no como respuesta, ¿verdad Rob? — mencione alzando un poco mi voz para que Rob me alcanzara a escuchar.

— Exacto, señora — dijo acercándose a nosotras — El mejor y más tierno cliente se lleva una rebanada de pastel de chocolate — sonrió.

— Así que, ¿cuál rebanada de pastel quieres llevar? — dijo Rob caminando hacia la vitrina de vidrio en el que se encontraban los pasteles disponibles.

— ¿Desea ordenar algo más? — pregunté.

— No, es todo, muchas gracias de verdad — contestó sonriendo la mamá de la pequeña Katie.

— No hay de que — sonreí.

La señora avanzó hasta donde Rob se encontraba para bajar a la pequeña a que eligiera el pastel que quería.

Alce mi mano para decirle adiós a la pequeña cuando vi que ella y su madre ya se dirigían hacia la puerta para salir.

— Hoy no hay muchos clientes Robbie — dije.

A little bit of sugar, darling Donde viven las historias. Descúbrelo ahora