Capítulo 02.

39 4 0
                                    

02.

—Rob, solo falta colocar el pastel—dije acomodando los macarrons a un lado de los pequeños besos de nuez que no es por ser arrogante, pero los besos de nuez de Sweet kindness son los mejores de la ciudad según el pequeño Chase.—Rob, ayúdame a acomodar esto...—dije esperando la ayuda de Rob.—Rob, presta atenci...—me inmute a terminar ya que ví al pequeño traidor a unos cuantos metros hablando con el rey de los Iceberg.

—Traidor — susurre.

Rob se encontraba conversando con el mismísimo idiota de Blake Hastings. ¿Qué hacía él aquí? No lo sabía, pero lo averiguaría.

Camine acercando hasta donde se encontraba el pequeño traidor y el cubito de hielo.

—Hola señores -dije sonriendo tan falsamente cómo lo sabía hacer.

—Emmita, a qué no adivinas quién me encontré hace poco—dijo Rob emocionado. 

Era obvio que ya sabía a quién se había encontrado, el tipo estaba a un lado de él. A veces creía que Rob pensaba que era una mujer de 27 como una déficit de atención a niveles exorbitantes. Me tenía muy poca fé ese mocoso.

—Ya ví a quien, Rob. Está justo a un lado de ti, no soy ciega—mire a Blake.

—Hola Emmita, es tan raro verte fuera de la caja registradora y de tu mundo de caramelo incitando a la obesidad y a la diabetes.

Okay.

¿Él no me acaba de decir que incitó a la obesidad y a la diabetes o si?.

El se atrevió.

—Patético tu insulto troglodita con aires de superioridad — dije cruzandome de brazos lanzándole una mirada retadora. — ¿Es todo lo que tienes? — si supiera a qué se dedica se me hubiera ocurrido un buen insulto, pero tristemente no lo sé y no me interesa.

—Tus postres no son buenos.

Emma, ¿Por qué lo retas?, me pregunté a mi misma.

Él sabe cómo despotricar contra mi, es su pasatiempo favorito. Pero mi ego me hace querer retarlo más.

—Okay adultos, hay qu...—no termino Rob su oración por qué yo lo interrumpí.

—Si, bueno no te he visto dejar de ser cliente frecuente en mi negocio.

—No te sientas tan importante pastelito, que vaya de vez en cuando a consumir un par de cafés, no quiere decir que sea del todo bueno.

El acabo de hacer su tercer insulto hacia mi preciada pastelería y a mi persona.

Ingenua yo, que creí que podía ganarle en el juego de insultos.

Pudrete Blake.

—Siento como si mis padres estuvieran peleándose — dijo Rob.

—Es plática de adultos—dijimos al unísono Blake y yo mientras nos mirábamos retadoramente.

Yo no iba a perder, había perdido en el juego de insultos, no iba a perder en el juego de miradas. Por Dios y la virgen de los traseros, yo iba a ganar esta vez.

El típico sonido de "I did something bad" de Taylor Swift quería decir que una llamada estaba entrando al celular de Rob.

Rob era demasiado fan de Taylor Swift. Igual que yo.

—Bien, es mi madre—dijo mostrándome el aparato haciendo que rompiera el juego de miradas.

—Maldita sea Rob — dije — Estaba por ganar el juego de miradas con este snob.

A little bit of sugar, darling Donde viven las historias. Descúbrelo ahora