Odio pensar.
Porque cada vez que lo hago, una idea viene a mí cabeza.
Trato de evitar esa voz que me dice que lo haga. Pero es cada vez más fuerte.
No le digo a nadie lo que esa voz me dice.
Tengo miedo de asustar a los dos amigos que me quedan.
Trato de convivir con esa idea loca, nunca se me había pasado por la cabeza.
Pasa el tiempo, y sigues distante.
Cada día estás más apegada a ella, cada día dejo que mí corazón se rompa un poco más al verlas.
Y algo me preocupa de todo esto.
Me estoy acostumbrando a tu ausencia.