Capítulo 20.

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Odio no poder comprar ni siquiera un lápiz.

Es irónico, porque solías ser tú la que me pedía prestado el lápiz. Esta vez fui yo.

Te tomé por sorpresa, no esperabas que te hable. Mucho menos para pedirte algo.

Con algo de confusión me lo diste. Te agradecí con una sonrisa sincera, era lo mejor que alguien había hecho por mí en semanas.

Te lo devolví apenas salimos, me regalaste una sonrisa que me derritió el corazón.

A veces no entiendo tus actos, me ignoras y al otro día me sonríes como si estuvieras loca por mí. Realmente no te comprendo.

Pero ella te saca de nuestra pequeña burbuja, cuando se te acerca a darte un beso.

Y en ese momento, recuerdo que no me sonríes a mí, que no me miras como si estuvieses loca por mí, y me prestas el lápiz solo por cortesía. Porque yo jamás seré ella.

te odio; LumityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora