Odio que aquella idea comience a sonar más y más.
No suena tan descabellada después de todo. Les haría un favor a la mayoría.
Sin embargo la cobardía me gana, y nunca fui capaz.
La semana pasada me agarró fiebre, por el frío. Sentía que iba a morir. Para mí mala suerte no pasó.
Sigo sintiéndome mal, pero creo que me lo merezco.
Le pedí a la luna algún consejo, pero nunca me contesta. Creo que ni ella sabe que debo hacer.
Entonces la idea vuelve a sonar.
Da vueltas por mí cabeza, no me deja en paz.
Cada día, me pregunto si debería hacerlo, pero como siempre, la cobardía me gana.
¿Serías capaz de mantenerme cuerda?