El Cielo y Dos Rayos de Esperanza

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Tsunayoshi regresó a la normalidad al percatarse de sus acciones y se separó del abrazo con cuidado, no tardó en sorprenderse cuando sus ojos color miel se encontraron, la apariencia de aquel niño le recordaba a alguien.

Cabello revoltoso justo como el suyo excepto que era de un color azabache, el restante se encontraba atado en una pequeña coleta e incluso su chamarra variaba entre las tonalidades negro, naranja y blanco.

Porque le daba importancia a su apariencia?, muy simple, se le hacía familiar a pesar de no conocerlo.

"Tsu-kun estás herido?" le preguntó con una leve preocupación en su voz, "de seguro se hizo daño al caer", fue el pensamiento del infante ya que este se había quedado callado desde que sus miradas se cruzaron.

"Me encuentro bien....pero podrías responderme una pregunta?"

"Claro!, si es algo que pueda responder lo haré con gusto"

Incluso tenía los modales que el pequeño Lambo carecía, de seguro su educación debía ser muy estricta...

"Nosotros nos conocemos?"

El niño sonrió y asintió con alegría, Tsuna se distrajo por unos segundos para analizar su respuesta así que el pequeño rubor que se posó en los pómulos del pequeño fue pasado por desapercibido. Reprimió las ganas de exponer su verdad al sujetarse de los bordes de su chamarra y procedió a contarle sobre su llegada a ese lugar, después de todo podía confiar en su querido Tsu-kun.

"Vine del futuro, supongo que es difícil de creer, pero como sabes el tío Lambo tiene una bazooka con esta función"

"Tío?, espera...es imposible que hayas utilizado la bazooka de los diez años" enarcó una ceja en confusión.

"Pude venir al pasado gracias a una invención de Spanner, Sho y Giannini, crearon una máquina en caso de que ocurriera una emergencia....por eso estoy aquí" contestó cabizbajo al rememorar las instrucciones que le fueron asignadas.

Su intuición le decía a gritos que el infante confesó la verdad así que no tenía motivos para dudar de sus palabras, por ahora se conformaría con esa explicación ya que estaban en plena calle y el sol no tardaría en ocultarse.

No poseía la maldad como para dejar solo a un niño pequeño en una época que desconocía y mucho menos si era perseguido por personas con malas intenciones, sabía que su madre lo aceptaría de inmediato, después de todo ya alojaban a Lambo, l-Pin y Fuuta. El problema era Reborn.

Suspiró con algo de cansancio, no tenía caso preocuparse por algo que explicaría tarde o temprano. Dudó un poco, pero al final le ofreció su mano mientras sonreía cálidamente.

"Cuál es tú nombre?"

"Yoshio"

"En ese caso, Yoshi-kun vamos juntos a casa"

Sus ojos se iluminaron al escuchar su nombre y una gran sonrisa se plasmó en su rostro justo en el momento que tomó su mano. Caminaron juntos hacía la residencia de los Sawada en silencio y una vez que llegaron fueron recibidos por la madre del peli castaño, ella no dudó en sonreír ya que notó al pequeño visitante que se escondía tras las piernas de su hijo.

"Bienvenido Tsu-kun, veo que tenemos visita"

"Umm...sobre eso, crees que podríamos cuidarlo por un tiempo?, es el hijo de un conocido y su familia viaja mucho por trabajo" rascó su nuca mientras utilizaba la típica excusa que la mayoría solía utilizar en estas situaciones.

"Por supuesto, puede quedarse el tiempo que necesite, estás en casa así que si necesitas algo no dudes en pedírmelo" se agachó a la altura del niño para decir esto último con esa amabilidad que le caracterizaba.

Tu Eres Mi CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora