El Cofre Mágico (Parte II)

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—¿Quién eres y qué es lo que quieres? — preguntó rápidamente el soberano. La reina observaba la situación, llena de miedo, sentada en la cama.

—No importa quién soy, sé tu secreto: El cofre que puede darte todo lo que le pidas, pero no estaba en tu lugar privado, tendrás que decirme dónde lo escondes y no le haré daño a tu hija—habló, agitado, el portero.

—Ya veo, creíste en esas absurdas leyendas—

—¡No¡ Sé que son ciertas, tú lo sabes mejor que nadie, este reino no produce nada de metales, ni tiene campos de arado, pero sí riquezas en abundancia para comprarles a los demás pueblos lo que sea—

—Está bien, está bien. El cofre existe—sostuvo el rey, preocupado por la seguridad de su hija.

— ¡Ya lo admitiste ¡ el cofre te provee de mucho oro, pero nunca lo compartes con aquellos que te han jurado lealtad—

—En eso estás equivocado ¿No has visto a tu alrededor? todo lo he compartido con la gente—

— ¡Es mentira¡ — gritó Néstor— Si lo compartieras, aquí nadie sufriría hambre, ni hubiera desigualdades entre los nobles y los plebeyos como yo, que tenemos que trabajar duro para ganarnos el alimento y vivimos con muchas incomodidades—

— Entiendo tu pesar, pero la vida no es fácil y un cofre mágico no arreglará nada de eso, por favor recapacita, lleguemos a un acuerdo y suelta a mi hija— contestó el rey Federico, tratando de calmar a Néstor.

—Ya entiendo por qué te tildan de ecuánime, pero lo más sensato en esta ocasión es darme el cofre, no tienes opción—

— Muy bien. Tú ganas, te daré el cofre mágico, incluso dejaré en tus manos este reino— contestó el rey, sorprendiendo a todos, y continuó— para se cumpla todo lo que quieras, serás el nuevo rey a partir de ahora; yo me iré lejos con mi familia— Mientras pronunciaba tales palabras, el rey Federico se acercó al pie de la cama, donde había un viejo y sencillo arcón de madera, se inclinó para abrirlo y sacó de él una caja negra, no muy grande, que poseía una tapa sencilla, entonces la extendió hacia el portero.

—¿Qué es eso? ¿Acaso es una broma? No intentes engañarme porque te costará muy caro—amenazó Néstor.

— No bromearía en una situación así, observa...— Federico cerró la caja negra con su extraña tapa, que no parecía ser de algún material conocido, y le preguntó al portero ¿Qué bien deseas en este instante? No tuvo que esperar la respuesta porque ya habría la caja, y de estar vacía, rebosaba de rubíes y diamantes. Justo era eso lo que Néstor iba a contestar, por ello, sorprendido, aceptó el acuerdo con el rey.

En los días posteriores Federico el Ecuánime proclamó que abdicaría, dejando en su lugar a Néstor, la nueva autoridad. El pueblo aceptó el cambio sin preocuparse, todas las decisiones del rey siempre resultaban convenientes, claro que nunca se enteraron de la irrupción al castillo, el drama en la habitación real y menos el asunto del cofre mágico, Néstor y Federico lo habían acordado de esa manera, entonces partió este último con su familia en una carroza y dejó el reino, pero antes le dijo al nuevo rey: —Cuando sea necesario, búscame—

Lo primero que mandó Néstor como rey fue que trajeran a su familia al castillo. Instalados ya, gozaron de toda clase de privilegios, lo que le produjo al nuevo soberano mucha alegría y mucha calma, pues literalmente como obra de magia, había conseguido todo lo que ilusionó aquella noche donde pensó en el cofre mágico. Sin embargo, a Néstor le faltaba algo, mejor dicho, le faltaba alguien muy importante: Amelia. Con todo su poder, Néstor mandó que trajeran a la bailarina para que danzara exclusivamente para él, y después de conocerla, le expresó su amor. Néstor había conseguido la seguridad que le faltaba con su nueva posición, antes, nunca se hubiera atrevido a confesar su enamoramiento a Amelia, además se sentía decidido y confiado al momento de proceder y mandar. Luego de algunos meses, Néstor y Amelia se casaron. Así, teniendo también la caballeriza, con hermosos ejemplares blancos, negros y pintos, el rey no podía estar más feliz, su determinación lo había llevado al éxito, de eso se enorgullecía todos los días. El cofre mágico permaneció en el mismo lugar, dando todo cuanto se le pedía, aunque generalmente era oro lo que salía de sus entrañas.

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⏰ Última actualización: Mar 17, 2021 ⏰

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