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—Solo dame a los gemelos y nadie saldrá herido. Claro, sin contar a los que asesinaste.
—No están aquí.— Respondió Grayson cortante. Buscaba alguna pista que le dijera quien era el hombre bajo la máscara, pero este hizo un muy buen trabajo ocultando su identidad.
—Tal vez el chico no esté, pero estoy seguro que la pequeña Canario está en cama, me hice cargo de eso.— El desconocido sonreía maliciosamente debajo de la máscara que vestía. Dick estaba ardiendo por dentro, se negaba a ser cegado por su inmensa ira, nunca deba buenos resultados.
—Hunt.— Era más una confirmación que una pregunta. El arquero rió un poco mientras le daba una rápida mirada a la ciudad por las ventanas rotas.
—Tengo que estar en un lugar en dos horas. Así que...— Trató de esquivar al castaño pero Dick Grayson no se rendiría tan fácilmente, mucho menos si se trataba de Dinah. Al ver su reacción, el arquero oscuro suspiró cansado. —Apártate.
—No.
—Solo lo repetiré una maldita vez, apártate.— El distintivo tono sarcástico en su voz desapareció, estaba completamente serio.
Ninguno de los dos se movió de sus lugares. Dick sabía que sus probabilidades de ganar esa batalla eran casi inexistentes, pero tomaría esa probabilidad por más diminuta que fuera.
—¿Caballeros?— Llamó a sus secuaces, los cuales, comenzaron a acercarse peligrosamente a Dick.
Uno por uno se lanzaron hacia el castaño aventando golpes, patadas y disparando balas mientras Dick trataba de esquivarlos.
La manera en la que peleaban le recordaba a Dinah cuando tenía doce años. Golpes imprudentes, impulsivos y fáciles de vencer.
La diferencia era que ellos eran demasiados y la pequeña era solo una.
Los primeros no tuvieron mucha suerte, el acróbata logro esquivar la mayoría de sus golpes. Sin embargo, el segundo grupo lo dejó con varias cortadas profundas en sus brazos y abdomen.
Su energía se agotaba con cada golpe que recibía o otorgaba, las cortadas quemaban su piel y sus músculos dolían. Solo tenía que retenerlos hasta que llegaran los demás, Italia los derrotaría en segundos.
Pero los minutos pasaban y Grayson comenzaba a desesperarse. Nadie llegaba y solo le quedaban unos minutos hasta que la seguridad cayera. A este punto, casi cada centímetro de su cuerpo estaba cubierto de sangre y la mayoría no era de el.
Cuando el ultimo cayó, Dick se giró bruscamente hacia el enmascarado. Pero cuando estaba por dar el primer paso, todas las luces de la Torre se apagaron. Eso colmo su paciencia.
—¿¡Que estas esperando!? ¡Terminemos con esto!— Gritó lleno de adrenalina y enojo. Las luces se encendieron y Dark Arrow ya no estaba en la sala.
