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—¿Donde estabas?
Dinah dejó salir un suspiro de cansancio cuando se percató de la presencia del antiguo Robin. La chica salió del elevador para detenerse frente a Dick mientras se mataban con la mirada.
—Faltaste al entrenamiento de esta tarde.— Miró el reloj de la pared. —Mejor dicho, la tarde de ayer.
Ella no era una adolescente que necesitaba ser controlada.
—No eres mi padre.
—Ya no tienes doce años para salir con eso.— Se cruzó de brazos claramente irritado.
La rubia iba a seguir caminando a su habitación, pero el tomó su brazo fuertemente causando que regresara en sus pasos.
—Te hice una pregunta.
—Grayson... Me lastimas...— Hizo una mueca de dolor. —Suéltame.— Trató de hablar con firmeza pero falló y su voz salió como un gemido.
—Responde.
—Dick...— Gimió cuando apretó su agarre.
Ella normalmente le patearía el trasero a quien se atreviera a tocarla sin que ella quisiera. Pero su cuerpo todavía dolía y estaba débil por la pelea de la mañana. Además, no quería ir contra Dick Grayson dos veces en un día. Podría soportarlo físicamente, pero no psicológicamente.
El solo seguía apretando cada vez más su agarre hasta el punto en el que empezaba a arder.
Con su mano libre, empujó el pecho del hombre con fuerza y se apartó de el. Pero antes de que pudiera alejarse completamente, intentó tomar su brazo nuevamente pero ella lo esquivó y lo mismo sucedió con el otro por varios segundos. Pero todo acabó cuando Dick tomó sus dos brazos al mismo tiempo y la empujó contra la pared más cercana.
—¿Donde estabas?— Volvió a demandar con su voz más profunda. Estaba tratando de intimidarla y lo estaba logrando. Utilizaba la voz con la que dirigía órdenes a los demás, peleando por dominación y autoridad.
—¿Porque estas tan obsesionado con saber donde estaba? Es mi vida y soy una adulta.
—Una adulta que no sabe lo que hace.— Apretó su agarre un poco más. Dinah sabía que dejaría marcas. —¿Donde estabas?
No lo quería dejar ganar, no quería darle lo que quería. Pero su parte sumisa, su parte que todavía tenía dieciséis años, la cual haría lo imposible para complacerlo, estaba tomado control de ella.
