Prólogo.

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Edward la miró a los ojos y le sonrió cariñosamente, parecía desolada ante el secreto que tenía para confesarle.

Nada de lo que tú digas me hará dejar de amarte —declaró tomando las manos de Jules con delicadeza—. Aquella noche iba a terminar con mi vida –a Jules se le escapo un sollozo más fuerte y apartó la vista ante la confesión que Edward acababa de hacerle—. No, corazón, escucha… —suplicó él—. Todo estaba planeado, yo sabía la forma en que pasaría mis últimos minutos de vida hasta que tú apareciste. Entonces me pregunte, ¿y si viviera un poco más? ¿Y si lo hiciera por ella?

Es que no lo entiendes… —protestó Jules, queriendo zafar el agarre de Edward—. Yo quería hundirte…

Jules, no es necesario —dijo él.

Y era verdad, ya nada de eso le importaba porque sus pensamientos y planes suicidas se habían esfumado gracias a ella.

¡Fue una apuesta, Edward! ¡Fingí amarte por una apuesta! —soltó.

Y en ese momento todo se rompió dentro de él.

***

Nota de la Autora:

Esta es mi primera historia y espero que me apoyen en este camino.

Prohibido copiar o adoptar sin mi permiso.

-Birdy.

Con amor, Jules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora