Capítulo.6

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JULLIET

Me levanté de la cama por los fastidiosos gritos del imbécil que se hace llamar mi hermano. Metí mis dedos en mis  ojos y con brusquedad los froté tratándolos como un vidrio queriendo ver mejor. No lo logré. 

En unos minutos me encontraba en instituto bajando de mi automóvil, caminando hacia al salón de clases. Llegaba tarde aunque casi nunca lo hacía. Los pasillos estaban vacíos con uno o dos alumnos corriendo hacia su salón.

Al llegar a la puerta la toqué lentamente para no empeorar el humor de Sr. Starlings, el profesor de Química. Abrió la puerta el canoso mirándome con furia, creo que el plan de tocar suavemente no me funcionó. 

Llega tarde.No me dí cuenta fíjese.-pensé sarcástica.

Oh sí, Lo siento profesor.—respondí con amabilidad.

Pase.—entré al salón con todas las miradas en mis narices. Iba dirigirme en un asiento que estaba vacío al lado de un emo.—Quédese aquí.—Oh no. Aveces el profesor andaba de tan mal humor que insultaba a alumnos en frente de la clase.

¡Dios ayúdame!

¿Sí profesor?—intenté calmarlo. Fallé.

¿Por qué llega tarde?—dijo como s nada. Como si no me estuviera insultando. Como si todos no me estuvieran mirando divertidos. Como si los chicos no quisieran soltar una carcajada por mi situación.

Hijo de Puta.

Yo...ehm...Habla bien, estúpida.Estaba...—no se me ocurría nada. Genial.

Usted ¿¡Qué!?—gritó. No. no y no.

Cuando él se ponía histérico nada podía calmarlo.

Estaba comiendo y se me cayó el cereal entonces...—. Mente ayúdame.Entonces mi madre se enojó y me dijo que lo recogiera, y lo hice. Después tuve que buscar más cereal en las cajas y ...—toda la clase empezó a reír, la paciencia de Sr. Starlings se acabó.

Vaya a sentarse.—Bien hecho. Me aplaudí mentalmente y caminé al asiento vacío al lado del emo. Le sonreí, pero él en cambio me miró mal con estos ojos grandes negros que intimidaban. Sus ojos estaban deliñeados de negro y tenía piercing en cada comisura se labio inferior.

Hola.—saludé intentando ser amable y no pasar toda la clase aburrida. Él levantó la vista y me miró tan mal e intimidante que me obligué a mirar al lado contrario del suyo.

La clase pasó demasiado aburrida, el emo de vez en cuando me miraba de reojo. ¿Pero por qué mierda me mira, si ni me saludó? Admitía que este chico me daba un poco de miedo, su pelo estaba tan largo que le llegaba hasta los hombros y su cara estaba tan tapada que solo me permitía ver uno de sus ojos.

Salí de la clase y me dirigí al comedor en busca de mi mejor amiga que hace muchos días no venía, me había dicho por texto que hoy sí vendría y ella aún no sabía el plan sobre Edward. Tenía que contarle todo pero alguien me interrumpió.

¿Por qué no te sientas con nosotros, preciosa?—habló el muy maldito. Ahora coqueteaba conmigo también.

No es necesario, Precioso.—me burlé de Chad siguiéndole el juego.

Siempre tan malhumorada, Julie.—¿Me dijo Julie? Sí, lo hizo. Julie me lo decían con cariño algunas veces pero este imbécil no puede ser cariñoso.

Con amor, Jules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora