Capítulo.1

302 25 13
                                    

EDWARD

Me levanto de la cama por el sonido del alarma, a diferencia de los adolescentes normales yo no odio el sonido del alarma. Es una máquina, hace lo que nosotros instalamos en él, despertarnos a la hora que ponemos ¿o no?

Me siento en la cama y me froto los ojos para poder ver más claramente, mi habitación está llena de mis polleras tiradas a cada rincón de ella. Está hecha un desastre. ¿Para qué arreglarla si nadie la visita?

 Me paro y me dirijo al baño, al llegar veo el espejo. Lo que veo no me gusta, es un chico que tiene ojeras negras bajo sus ojos color cafés que es color menos atractivo para los ojos de un chico.  A todas las chicas les gustan los chicos con ojos color azul, verde o tal vez gris.

Veo a un chico que tiene los labios secos y de color piel, no tiene los labios rosados o rojos que se ven atractivo en la cara de un chico. El chico que veo no tiene la nariz más respingona o fina que lo haga ver tierno sino una fea.

Soy Feo...horrible.

Aparto la mirada del espejo,no quiero verme. No sé porque tengo un espejo en el baño si no muestra nada lindo en él.

Quiero destruir ese espejo.

«Quiero morirme»

Voy hasta la ducha y me doy un baño, al salir de él me pongo cualquiera de las polleras que están tiradas en mi habitación y el pantalón que usé ayer. Al fin cualquier prenda que me ponga me veré igual de repungante. Bajo las escaleras y me encuentro con mi madre, ella tiene un moratón en la mejilla y su ojo izquierdo está hinchado.

Hijo toma desayuno—dice de forma amable como siempre.

No quiero.

«Lo que no quiero es engordarme.»

Me dirijo a la parada de buses para poder llegar al instituto. No tengo un auto, no soy de los chicos que tienen mucho dinero y pueden comprarse lo que quieran. Yo tengo que trabajar para poder mantener mis gastos como mi ropa y cosas diarias que se necesitan en el instituto.

Cuando llega el bus me subo a él y veo a chicos atractivos con sus novias. Ellos tampoco tienen mucho dinero para un auto pero por lo menos tienen el físico envidiable y pueden conquistar a chicas que quieran.

Me bajo del bus cuando llega la siguente parada de buses que queda una cuadra antes que mi instituto. Pago al conductor y empiezo a caminar en dirección al colegio. Me quedan algunos metros para llegar cuando veo a ella bajar por su auto. Se ve hermosa como siempre, con su cabello castaño brillando por la luz del sol de la mañana que mueve levemente con cada paso que ella da.

Julliet Williams, la chica que me gusta desde hace un año. Pero no se lo puedo decir, sé que yo no merezco su cariño. No soy lo suficiente para ella.

Ella es tan hermosa y yo tan repugnante.

«Merezco morir.»

Me dirijo a mi clase y me siento en el último lugar como siempre. Nadie se sienta conmigo porque a nadie le entretiene hablar conmigo.

«Lo mereces»-dice la voz de mi cabeza.

Siempre he estado sólo desde que mi mejor amigo, Mike murió. Él me acompañaba y no le importaba que yo era el chico ignorado de la clase, él siempre me apoyaba cuando me molestaban y poco a poco se transformó en un chico ignorado como yo. La chica que le gustaba a Mike no le hacía caso porque lo consideraba asqueroso como yo. Desde su muerte, mi vida ha sido una completa mierda aunque antes también lo era. El día que él tuvo el accidente estábamos enojados.

El sentimiento de culpa me empezaba a devorar por dentro por lo que los cortes en mis muñecas fueron intensificando más y más.

El sonido de una puerta cerrarse me sacó de mis pensamientos.

Buenos días Alumos––El profesor de Biología entra en la clase con su maletín,el que nunca abre y nadie sabe lo que contiene.

Buenos días profesor—dicen al al unísono los alumnos y algunos solo mueven su boca porque les da demasiada flojera sacar la voz. Uno de ellos soy yo.

Bien Alumnos, Hoy vamos a hablar de los átomos.Los átomos son la unidad mínima de la ...—y hasta ahí llego mi atención. Después empecé a dibujar, era lo único que sabía hacer mi inútil cuerpo e igual lo hacía mal. Pero era un pasatiempos.

«Ni estudiar puedes,Inútil» -dijo la voz de mi cabeza, confirmándome que soy muy inútil.

***

Seguía dibujando, me encontraba en la mesa en el rincón del comedor solo. No estaba almorzando, sí quería hacerlo pero lo que no quería era engordarme como lo estaba hace unos años. Nadie almorzaba conmigo tal vez porque yo les daba asco a todos.

«Saca el tal vez de tu pensamiento, Sí que les das asco a todos»

Lo único que tenía de amigos era mi prima que estaba en el mismo instituto que aveces venía a acompañarme a escondidas sin que la vean sus amigas porque sabía que la iban a burlar por ser mi familiar. Isabelle tenía 16 años, ya que era 2 años menor que yo.

¿Edward?—la voz de mi prima me sacó de mis pensamientos.—Hola.

Isabelle ¿Qué haces aquí?—pregunté. Hoy era uno de esos días en los que ella me visitaba.

Vine a acompañarte ¿algún problema?—preguntó con su voz de bebé. Ella es muy Tierna.

Sí que hay problema—protesté. No quería que a ella le molestaran sus amigas por mi culpa––Quiero que te vayas.

¿Por qué? Ya no quieres a tu primita—dijo haciendo pucheros, a lo que yo sonreí.

Solo vete por favor—pedí volviéndome serio.

¿Por qué?

Silencio.

Silencio.

Silencio.

Porque no quiero que pierdas tus amigos por ser mi familiar Isabelle, siempre los veo mirándome con asco. No quiero que te tengan asco ¿Sí?—ella me miró apenada.

Ed...—la interrumpí.

Vete, sé que me quieres acompañar pero no es necesario. Estoy bien—dije serio para que me hiciera caso.

Lo siento Edward—dijo mirándome con pena. Y se fue.

Lo que más odiab era que me miraran con pena. Aun que lo merezco.

«Hasta ser tu familia es un motivo de vergüenza»-dijo la maldita voz de mi cabeza.

Sé que Isabelle  quería acompañarme y hacerme sentir no tan solitario pero la verdad es que sus amigos me tienen un asco terrible, siempre cuando paso por de lado del grupo de ellos, me miran con desprecio y ruedan los ojos. Como si ser Yo fuera algo muy malo.

***

El resto del día pasó normal. Las personas me miraban como un bicho raro y algunos me miraban con desprecio. Sí esto es un día normal para mí.

Cuándo llegué a casa me fui directamente a mi habitación.

Saqué una pequeña cuchilla de mi bolsillo y empecé a cortarme. Dolía sí pero el dolor era placentero porque me lo merecía.

Con amor, Jules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora