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Año 850

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Año 850

- Hemos pagado un precio terrible por 100 años de paz. Era imposible que reaccionáramos a la repentina aparición de ese titán colosal, dado nuestro nivel de alerta en aquel entonces, como resultado, tuvimos que abandonar nuestro primer muro: la muralla María. La extensión en la que permanecemos confinados los humanos se ha reducido, y ahora nos encontramos dentro de los límites de la muralla Rose. Es muy posible que en este preciso instante, mientras hablamos, ese titán colosal, eche abajo la barrera y venga a por nosotros. Cuando llegue ese momento, su deber será el de asistir a los aldeanos, llegando incluso a dar sus vidas para hacer frente a la amenaza que nos suponen los titanes ¿¡ESTAN DISPUESTOS A SACRIFICARLO TODO!? - ?????

- ¡¡¡SEÑOR SI, SEÑOR!!! - gritamos todos al unisonó -

- Hoy han completado su formación militar y a continuación anunciaré a los diez cadetes que han obtenido los mejores resultados de toda la promoción. Den un paso al frente cuando diga sus nombres - ordeno el mismo señor de antes -

- Primera: Mikasa Ackerman. Segundo: Reiner Braun. Tercero: Berthotl Fubar. Cuarta: Annie Leonhardt. Quinto lugar: _____ Richter. Sexto: Eren Jaeger. Séptimo: Jean Kirschtein. Octavo: Marco Bott. Noveno: Conny Springer. Décima: Sasha Browse. Eso es todo - anuncio ahora otra persona con una lista en sus manos -

- Ahora que han completado su formación, tienen tres alternativas. Las tropas estacionarias, encargadas de reforzar las murallas y proteger las ciudades. La legión de reconocimiento , cuyos miembros están siempre dispuestos a sacrificar sus vidas fuera de estos muros para combatir a los titanes en su propio territorio. Y la policía militar bajo el control del rey, que regula el palacio y mantiene el orden. No hace falta decirlo, pero de entre los nuevos reclutas, solo los diez primeros tienen la posibilidad de solicitar directamente un puesto en el cuerpo de la policía militar. Mañana entregaran sus solicitudes de admisión. En el día de hoy, el escuadrón 104 de práctica queda disuelto - termino de hablar otro de los coordinadores -

- ¡Si señor! - grito nuevamente al unisonó el antiguo escuadrón 104 -

Después de eso todos nos dirigimos al comedor para cenar. Cómo era costumbre para mí, seguí a Reiner, que en este tiempo se hizo muy amigo de Eren y su grupo de amigos. Me llevaba bien con todos, pero no quería tener una gran amistad, después de todo los traicionaría en cualquier momento.

Normalmente intentaba concentrarme en los entrenamientos, pero momentos como este, en el que solo me sentaba a comer y a oír las bromas de mis compañeros, sentía como mi estomago se revolvía, odiaba pensar que en algún momento tendría que elegir entre mis viejos amigos y mis nuevos amigos.

Desde un principio había decidido no encariñarme con estas personas, pero a pesar de ser una desconocida para ellos, siempre intentaban incluirme en las reuniones o pequeñas charlas que hacían, era difícil no encariñarte, sobre todo con personas tan buenas como mis compañeros, especialmente uno.

- _____ ¿podrías ayudar a Armin a limpiarse?, tengo que detener a Eren - menciono Reiner mientras se paraba de la mesa y empezaba a caminar hacia Eren y Jean -

- Si - respondí por lo bajo -

A veces, me preocupaba un poco la situación de Reiner. Hace mucho había leído de un trastorno, el síndrome de personalidad múltiple. Me preocupaba demasiado el estado de mi amigo, a veces se comportaba como si realmente olvidara todo lo que vivimos en Marley y nuestra misión, pero desgraciadamente, yo no podía ayudarlo, había buscado en muchas bibliotecas pero no encontraba nada sobre este trastorno, parecía que Paradise no había avanzado hasta ese punto en cuanto a enfermedades psicológicas.

- Vamos - dije para hacer reaccionar a Armin –

- S-si – respondió el con sus mejillas sonrojadas -

Empezamos a caminar hacia las afueras del comedor hasta salir al patio del lugar y desde ahí nos dirigimos hacia los baños compartidos del lugar. Era una noche llena de estrellas, acompañada por una gran luna llena que hacía resplandecer las ventanas del edificio militar. Iba absorta viendo las ventanas y como en ellas el reflejo del cielo se podía ver muy bien, me recordaba a mis tiempos como cadete en Marley, solía salir a caminar con Marcel cuando no podía dormir. Siempre veíamos las ventanas de nuestros compañeros para reírnos de como dormían, tan solo una mirada a una ventana me traía tan buenos recuerdos.

- ¿Te llevas muy bien con Reiner? - pregunto Armin sacándome de mis pensamientos haciéndome mirar hacia el frente -

- Supongo que sí, hemos estado juntos desde los 6 años, son mi única familia - susurré lo último recordando a Porco, Marcel, Pieck y Zeke, la única familia que conocí -

- ¿Y tu familia? ¿De sangre? - pregunto el rubio con curiosidad -

- Murieron en el ataque a la muralla María - respondí mintiendo por lo cual no transmitía ningún sentimiento -

Armin es un chico muy lindo y tierno, odiaba mentirle a él, siempre fue muy bueno conmigo en cualquier aspecto. Recuerdo una temporada donde los chicos se enojaron conmigo por mi forma de pensar y todo ese tiempo pensé que lo pasaría sola pero Armin siempre me hacía compañía, sin duda me nos habíamos vuelto cercanos, y es por eso que he intentado distanciarme de él, quiero que pueda odiarme sin sentir algún tipo de remordimiento, me dolería más que se encariñe de más conmigo sabiendo que lo traicionare.

- L-lo siento - se disculpó el pensando que era un tema que probablemente me afectaría –

No respondí nada y seguí con el camino. Al llegar me acerque a los lavabos y tome un trapo que siempre cargaba conmigo para remojarlo con un poco de agua.

- Déjame ayudarte con tu cabello - mencione girándome sobre mis pies para quedar cara a cara con el -

Me acerque a él y empecé a limpiar su cabello, era un poco difícil por mi estatura, siempre fui una chica considerablemente baja, supongo que mala genética. Termine de limpiar su cabello y baje a limpiar unos rastros de comida en su cara, por un momento mis ojos violetas y sus ojos azules se conectaron y a la vez pude notar un gran sonrojo en sus mejillas. Por inercia sonreí muy dulcemente, algo que no es muy normal en mi desde que llegue a la isla, pero era realmente dulce ver como se sonrojaba solo por nuestra cercanía.

- N-nunca te había visto sonreír - hablo con un toque suave mientras desviaba la mirada -

- Supongo que no - respondí alejándome un poco del aun con un pequeño rastro de aquella sonrisa -

- Y-y ¿A que escuadrón te unirás? - pregunto Armin volviendo su mirada a mí un poco más tranquilo pero con un sonrojo menos notorio -

Me gire sobre mis pies para limpiar el pañuelo y empecé a exprimirlo, intentando quitarle todo rastro de aguas.

- Supongo, que a la legión de reconocimiento - respondí siguiendo con lo mío -

- Supongo, que a la legión de reconocimiento - respondí siguiendo con lo mío -

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PerdónameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora