Capítulo 10: Todo va mal. (Especial San Valentín)

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Después de unos segundos me separé de él. Yo tenía la mirada hacia abajo, me moría de la vergüenza, no sabía qué hacer.

Sabía que esa menta me ayudaría.

Su mano cubrió la mía. Aún no tenía las suficientes agallas para levantar la mirada y encontrarme con la suya. Así que guíe mis ojos a sus labios, los cuales estaban de un color rosa.

Tomó mi barbilla y mis ojos se encontraron con los suyos. Su mano cayó a mi cuello y fue haciendo pequeñas figuras mientras me atraía hacia él. Se acercó de nuevo y…

…la noria comenzó a moverse.

— ¡Dios! —exclamé y me agarré de donde pudiera— No regresaré a este lugar.

El rió. —Tranquila, ya bajaremos —dijo mientras una sonrisa calmante aparecía en su rostro.

Bajamos de la atracción, y nos dirigimos a otra. Y así sucesivamente, fuimos a la montaña rusa y fue la mejor.

Por último, nos dirigimos a dos atracciones más. Aunque no lo pareciera, me la estaba pasando realmente bien.

No dijimos nada del beso, ni mucho menos actuamos raros ante la situación. Fue extraño los primeros diez minutos, pero no hablamos de eso.

Al estar en su auto, para que me llevara a mi casa, hablábamos sobre el parque de atracciones, la montaña rusa, y cualquier tipo de atracción, a excepción de la noria.

Después de unos segundos de estar callada, Jake habló.

— ¿Estás bien? —giré a verlo y sonreí.

—Sí, claro que sí.

— ¿Segura? Estás muy… —calló unos segundos—. seria.

— ¿Seria? No, solo un poco cansada. —sonreí y giré mi mirada hacia la ventana.

Mis manos estaban encima de mis piernas, las entrelacé y comencé a mover mis piernas en forma de desesperación.

— ¡Diablos! —Jake frenó en seco.

— ¿Qué pasa?

—No sé, hay muchísimo tráfico. Creo que tendré que tomar un atajo.

¿Un atajo? Mierda. ¿Aquí es donde el me rapta y sus lobos me matan? Mierda. Mierda. Mierda.

— ¿Crees que mis lobos te mataran?

Ay, esto no podría ser peor.

— ¿Qué? No, claro que no.

Jake rio, y salió de la fila. Se metió por algunas calles.

Después de unos minutos estacionó su auto.

—Aquí no vivo. —hablé mientras miraba por la ventana el lugar.

Era obvio que no miraba nada, era un poco obscuro.

—Lo sé. —bajó del auto y en un segundo estaba de mi lado, abriendo la puerta. Me tendió la mano y la tomé—. Solo quise parar un momento aquí. Es un lugar…hermoso.

—Bien. —comencé a caminar.

—Es por allá. —paré en seco, y me giré.

—Ilumíname.

Se posicionó a un lado de mí y su mano tocó la mía. Comenzó a acercarlas hasta que estuvieran en absoluto contacto.

— ¿Puedo? —susurró en mi oído.

Asentí lentamente mientras el terminaba de entrelazar su mano con la mía. Me tensé completamente, hace tiempo que alguien no me hacía sentir nerviosa.

—Vamos. —comencé a caminar y a seguir sus pasos.

Efectivamente, íbamos a un bosque. ¿Y los lobos?

Disminuí mi caminado, el paró y se giró conmigo.

—Créeme, mis lobos no te comerán. —rio, yo entrecerré mis ojos—. Quizá, solo te muerdan y solo quizá, no les gustes.

Hice cara de ofendida.

— ¡¿Qué?! A los lobos les puedo gustar. —reí—, puedo ser muy deliciosa para ell…

—Igual para mí. —me interrumpió, y seguido de esto; estampó sus labios contra los míos.

Sus manos viajaron a mi cintura y me acercó a él. Pasé mis manos por su cuello y de igual manera, lo atraje hacia mí.

—Espera. —me separé de él y puse mis manos en su pecho.

— ¿Qué pasa? —habló mientras lamía sus labios.

—No quiero que esto… —apunte a nosotros—, sea así.

— ¿A qué te refieres? —frunció su ceño.

—Nada, solo… ¿A dónde vamos?

Rodó los ojos. —Sígueme.

Y comenzó a caminar. ¡¿Qué?! Sus cambios de humor no eran tan repentinos desde hace mucho tiempo. Ahora yo rodé los ojos.

Lo seguí. Llevábamos cuatro minutos andando, y él iba a mil metros de distancia de mí.

— ¡Hey! —grité.

— ¿Qué? —respondió sin voltear a verme.

Bien aquí vamos.

— ¿Sabes? Yo no pienso estar aguantando tus estúpidos cambios de humor. Un día estás súper bien y al otro maldito día estás haciendo esto, ridículo. No, ¿Sabes que es lo peor? —volteó su cuerpo para encontrarme a unos cuantos metros de él—, Que aquí estoy como estúpida, contigo. Mientras tú —lo apunté—, me tratas así, sigo aquí. —poco a poco fui bajando el tono de mi voz—. Yo no puedo seguir así. Yo… —suspiré—. No puedo.

— ¿Terminaste?

Asentí. Esperaba que me besara después de esta pequeña discusión. Que tonta soy. Fue todo lo contrario.

—Bien. Te llevaré a casa.

IDIOTA.

—Jake. No me has enseñado nada. —caminó de regreso al auto.

Me abrió la puerta del auto y me dijo que entrara, entré y él aventó su puerta en modo de enojo.

Subió de su lado y hecho a andar el auto, comenzó a darle más velocidad y cada vez más.

—Jake, no hagas esto.

— ¿Hacer qué? —acelero aún más.

—Eres estúpido. Eres un inmaduro. Eres… —fue bajando la velocidad—, un caso perdido.Te odio, te odio tanto.

El me miró por unos segundos y no contestó. Llegamos a mi casa y baje del auto.

—Ariel.

Me llamó, pero lo ignore cerrando su puerta aún más fuerte, de cuando lo hizo él.

Entré a casa, y no había nadie a excepción de las amas de llave. Mi mamá y Christopher habían salido. Ryan estaba en la fiesta de los universitarios.

Subí a mi cuarto y cerré la puerta.

Unas cuantas lagrimas comienzan a salir.

Grité frustrada. No podía con esto, no podía. Y nunca podré.

 ♡♡♡

¡FELIZ SAN VALENTÍN!

TRAJE UN CAPÍTULO PARA USTEDES, PARA CELEBRAR EL DÍA. 

Lo subí ayer, pero no llegaban las actualizaciones, así que aquí se los dejo de nuevo.

ESPERO QUE SE LA HAYAN PASADO SUPER BIEN AYER.

¿Cómo ven este cambio tan repentino de Jake? ¿Lo odian? Yo sí.

Las quiero a todas. :3

Ariel © [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora