Sacrificio Pt.2

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Cuatro semanas después

--- ¿Quién dijo que podías irte?

La voz afilada de Jiang Cheng detuvo los movimientos de la patética figura sentada al pie de la cama.

Luciendo abatido y pálido de forma poco natural, el primer jade de Gusu y cultivador oscuro caído, volvió a acomodarse en la mullida cama que consiguió, solo para el hombre que, todavía leyendo y sin mirarlo, extendió la mano.

Sin necesitar que lo dijera, puso la segunda carta en la palma del líder Jiang, quien solo quitó la cinta que cerraba el pergamino antes de comenzar su silenciosa lectura.

Regresando la mirada a su regazo, Lan Huan apretó los blancos puños hasta que punzaron adoloridos, la vergüenza y el arrepentimiento en su rostro sombrío lo hacían lucir como un alma en pena.

Cansado hasta el hartazgo de la absurda imagen, Jiang Cheng dejó la carta de su hermana en la mesita de noche.

Cruzando los brazos sobre el pecho, levantó una ceja interrogante, esperando.

Lan XiChen suspiró.

--- Sería mejor retirarme...

--- Ya sabe mi respuesta a eso.

Los delgados labios se tensaron, la mirada del jade todavía lejos del hombre recargado contra la pared de esponjosos almohadones. Tantos que era ridículo, pero la culpa había hecho sentir a Lan Huan que solo uno o dos no eran suficientes.

Y no se trataba solo de la ropa de cama absurdamente suave y mullida. La habitación contaba con un enorme mueble lleno de túnicas nuevas y de gran calidad; dos grandes ventanas que permitían a la fresca brisa de la mañana entrar sin que la corriente incomodara al líder Jiang; una pesada puerta que conducía a un enorme baño con una tina siempre llena de agua cálida y cristalina; gruesas alfombras que protegían del frío piso de madera; lámparas en casi cada columna que al anochecer iluminaban con alegré y cálida luz; una mesa de roble bellamente decorada donde cuatro veces al día se colocaba una bandeja llena de alimento humeante y fresco.

Todo obtenido en solo un par de días, todo acomodado en menos tiempo aún... y todo era inútil para aplacar el arrepentimiento que corroía al jade. Cuya voz, cuando habló, estaba tan llena de remordimiento que era casi un peso tangible.

--- No comprendo por qué tenerme aquí después de lo que hice.

Él mismo no soportaba estar en su propia piel.

Aquella noche, cuando Lan Huan recuperó sus sentidos, lo primero que hizo fue lavar el cuerpo del líder Jiang con minucioso y horrorizado cuidado antes de llevarlo a otra habitación y llamar a los hermanos Wen, demasiado consciente de la gravedad del estado de Jiang WanYin. Y mientras el tratamiento se llevaba a cabo, Lan XiChen reunió cada objeto y aguja usada contra el líder Jiang, destruyéndolas en un pulso violento de energía, tan asqueado consigo mismo como furioso. No tenía excusa para lo que hizo, energía resentida o no.

Por supuesto, la mirada horrorizada de Wen Ning y el discurso lleno de ira de Wen Qing fueron recibidos sin reproche, aceptadas y grabadas en su interior como golpes que merecía.

Heridas internas, deshidratación y anemia, cortes y hematomas, desgarros en varios músculos y daños a los ligamentos, ni mencionar el desgaste innecesario del núcleo dorado. Todo formaba parte de una larga lista de heridas que tenía el líder Jiang después de que Wen Qing lo revisó.

Y a pesar de las habilidades de la joven Wen y las propiedades curativas de las medicinas creadas para cultivadores, el líder Jiang había estado inconsciente por poco más dos semanas y aun necesitaba estar en cama por al menos una semana más.

Besar la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora