Sacrificio

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Con aquel descaro y ligereza que caracterizaba al hombre, Wei Wuxian se giró para mirar al jade. Como era usual, nada en su expresión delataba la tensión del momento.

La túnica de Lan XiChen se movía un poco con el aire del lugar y su largo cabello seguía impecablemente bien arreglado, pero lo que atraía en verdad la atención eran sus ojos. El brillo carmesí que Wei Wuxian no había visto en un largo tiempo, se arremolinaba sustituyendo el caoba que solía teñir los ojos del jade.

Eso por sí mismo ya decía mucho del estado de agitación del cultivador, Wei Wuxian normalmente era cuidadoso de no llevarlo más allá del borde pero estaba cansado de tratar al jade como un arma inestable y peligrosa, no podía retractarse si lo que deseaba era proteger a su shidi.

--- Perdone las molestias, hermano mayor --- dijo, aunque no había el más pequeño arrepentimiento mientras se recargaba contra la puerta a su espalda, sus brazos cruzados con ociosidad --- Mi shidi y yo podemos ser muy escandalosos en nuestras conversaciones, ¿ha ocurrido algo?

Lan XiChen asintió, su mirada atenta como si no notara los rasguños en la madera hechos por Suibian o el olor a tela quemada.

Y Wei Ying comprendió por qué cuando escuchó sus siguientes palabras.

--- Mi hermano se ha quedado dormido escaleras abajo, debería ir con él.

Wei Ying bajó los brazos, enderezando su postura.

Lan WangJi jamás se quedaría dormido en medio de una situación tan incierta, aunque se tratase de Lan XiChen. No quería pensar que el jade había atacado a su propio hermano, pero era difícil mantener la confianza considerando que Lan Zhan no estaba ahí y que tampoco había algún atisbo de que estuviera próximo a llegar.

--- ¿Qué le ha hecho?

Lan XiChen apenas le dio un vistazo indiferente al pobre cadáver humeante de Meng Yao, antes de regresar su atención a Wei WuXian.

--- Creo que me malentiende, joven Wei --- el brillo en los ojos se profundizó más --- No lastimaría a mi hermano, y como ya dije antes, tampoco mantengo al líder Jiang contra su voluntad.

--- ¿De verdad? --- dijo, mirando deliberadamente a Meng Yao, enfatizando su duda.

--- Por supuesto. Ha sido Jiang WanYin quien me ha pedido bloquear la entrada, traer aquí este cadáver fue solo una precaución adicional.

--- Mi shidi no pediría ser encerrado, nunca.

Esta vez la sonrisa del jade se profundizó, el carmesí pasando del color de la sangre a un rojo vivo y brillante.

--- Ha pasado mucho desde que habló con él. Ya no lo conoce como lo hago yo. --- el jade caminó hasta que estuvo a su lado, ambos a solo un paso de la puerta --- Pero esta bien si no me cree, comprendo que solo las palabras no le convencerán.

Con su sonrisa tornándose afilada, Lan XiChen hizo solo un movimiento de su mano, los pergaminos cayeron de la puerta y el candado se abrió con un simple chasquido que resonó en medio de la tensión del momento, antes de caer al suelo.

Sin moverse un ápice, Wei Ying mantuvo la mirada del jade, preguntándose cuan probable sería enfrentarlo en una batalla y ganar.

<<WangJi se quedó dormido>>

El carmesí se enfrentó al gris acero en un cruce de voluntades, como si el jade pudiera leer sus pensamientos y estuviera esperando a que hiciera el primer ataque... como si deseara pelear contra él.

Entonces Wei Ying miró la puerta cerrada.

Sin saber si WangJi estaba a salvo, pelear no era una opción y ambos lo sabían. Así que desconfiando de la nueva cooperación de Zewu-jun, por fin avanzó ese paso, tomando la gruesa madera que mantenía bloqueada la puerta.

Besar la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora