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-Lo sentimos tanto –

- Gracias –

- Él era tan bueno – ambas mujeres se alejaron del joven que estaba parado frente al altar, después de darle un abrazo. – Pobre chico, ahora que hará estando solo –

Aquel joven, cerró los ojos, apretando sus puños, trató de retener las lágrimas que amenazaban con salir, aquellas mujeres tenían razón, ahora estaba completamente solo, ya no le quedaba ningún familiar, y estaba cursando el primer año de la universidad.

- Naruto – el nombrado volteó a ver a uno de sus amigos de la escuela.

- Neji, gracias por venir-

- Naruto lo siento tanto – el chico de cabello castaño y ojos con un color muy peculiar, lo abrazó, conocía a Naruto desde la secundaria, ahora estudiaban en la misma universidad, sabía de la vida tan difícil que llevaba el rubio, no podía siquiera imaginar que haría el de ojos color azul, a partir de este momento.

La noche llegó y con ello la soledad y el vacío en esa pequeña casa en el que vivía con su papá, estaba recostado en el sofá, no tenía ánimos de dormir en su recámara, su corazón estaba roto, primero había sido su madre, la cual murió cuando él nació, después sus abuelo, en ese asalto a mano armada, ahora su padre, lloró tanto, que en ese momento sentía que no tenía más lágrimas, estaba temblando, ya era una persona de 18 años, ¿Cómo demonios sobrevivía un adolescente de 18 años sin familia? Tomó el retrato que atesoraba entre sus manos y llevándolo a su pecho se quedó dormido.


Despertó sin ánimos, tenía pensado no ir a la universidad, pero no tenía caso quedarse en casa, no había nada ahí, solo soledad, incertidumbre, miedo, tenía que pensar muy bien lo que le dijo su padre, no quería molestar a nadie, ni ser una carga.



Iba caminando hacía su salón, atravesó el pasillo, pero paro en seco cuando escuchó a unos chicos discutir, o al menos eso le pareció.

- ¡Pídelo como se debe! – gritó un chico de cabellos color negro, solo podía ver que su cabello era largo, lo tenía sujeto de una coleta, era alto, y delgado, pero parecía que tenía bien marcado su cuerpo, veía la espalda, a lado de él se encontraba un chico de cabellos rubios, también largo, lo sujetaba en una coleta alta, un pelirrojo, a él podía verlo bien de frente, era alto, guapo, de ojos color miel, piel blanca, se notaba que su familia tenía dinero, de hecho todos en esa universidad lo tenía, por algo era de paga, con ellos estaba otro tipo de piel canela y cabello también, color negro. En el suelo tenían a un chico de primer año, el tipo de cabellos rubios tenía su pie en el pecho del chico, ni siquiera sabía si lo había visto ¿era un nuevo alumno?, en realidad Naruto evitaba hablarle a sus compañeros, tampoco ponía mucha atención a su entorno, se quedó de pie mirando a lo lejos.

- Discúlpate – le repitió el tipo de cabello negro y coleta – pero hazlo como debe de ser –

Kiba se levantó, para que acto seguido se arrodillara delante de aquellos 4 – Perdóneme mi señor – dijo en voz baja.

- No escuchamos idiota, dilo más fuerte ¡hum!  –

- Perdóneme mi señor, soy un idiota –

- ¿Se te perdió algo? – pregunto el pelinegro, girándose para ver a Naruto, el chico de cabellos color rojo, le hizo un ademan con el rostro, indicándole que había alguien detrás de él - ¿Te pregunté si se te perdió algo? –

Naruto lo miró por unos instantes, esos ojos color carmín que tenía lo hacían ver imponente, no tenía humor para discutir, si su compañero permitía que lo trataran como basura, ese era su problema, lo que menos quería en esos momentos era buscarse enemigo, sin contestarle nada, le dio la espalda y se alejó, ignorándolo por completo.

MisunderstoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora