Sensación 2

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La mañana era lluviosa. El clima no ayudaba mucho a los ánimos y el frío era arraigado. La habitación no era la excepción. Jason se vio obligado a despertar. El gélido ambiente le hizo erizar su piel. La sensación lo orilló a percibir incomodidad entre las sábanas. Abrió pesadamente los ojos en consecuencia. En un primer instante, la obscuridad de la habitación le dio un poco de sosiego.

Los siguientes segundos, su mente fue atraída a la realidad. Fue entonces que se advirtió como un objeto sumamente denso y pesado. Levantar sus pestañas le costó demasiado trabajo. Se sentía tan aturdido, tan somnoliento, adolorido y por demás cansado. No había sido una buena noche y mantenía aquel presentimiento que le anunciaba que quizá nada iba a mejorar.

Viró sus ojos observando todo el panorama. Aquel cuarto de hospital y sus colores neutros no lo aburrían, pero si lo mantenían estable en su indiferencia.

Percibía su ánimo como si fuera la resignación en persona. Nada en ese universo le iba a levantar la voluntad. Hubiese preferido ahogarse, aunque ciertamente, ésa no era su intención primaria.

-No... No fue a propósito, pero... -Musitó mientras su mente remembraba esos momentos convergentes-. No sé si hubiera preferido otra cosa... -Murmuró decadente en su tono, cerrando sus ojos y repasando los hechos-.

No había propiamente una disculpa por sus actos; ni por haber salido de aquel restaurante sin avisar, o por no haber luchado debidamente por salir a flote. No iba pedir disculpas, ni tenía intenciones de hacerlo. A esas alturas, todo le daba ciertamente igual.

Jason sólo reaccionó a su propio dolor. Corrió con vivas intenciones de alejarse, de huir de aquello que lo lastimaba. Lo que ocurrió después en el puente fue un evento fortuito y estúpido.

Por algunos instantes perdió la razón de sí mismo, perdió el control de sus impulsos y perdió el miedo a las consecuencias de sus decisiones, que justamente eran más nobles y preferibles, que el destino que se había preparado para él aquella noche. Destino del cual ahora huía desesperado y aterrado.

Pensó que correr desesperadamente y acatar las crueles consecuencias de su escape era mejor que quedarse y ser la víctima perpetua de aquel hombre ostentoso.

Quizá todo empeoraría si lo atrapaban, pero elegiría eso antes que someterse nuevamente a ese monstruo de traje impecable.

Su temor crecía de tan sólo pensar en aquel sujeto que lo había invitado a cenar con intenciones desagradables y ocultas. Intenciones que le competían solamente a ellos dos y que por su naturaleza repugnante, se mantenían en secreto y a espaldas del dueño original de Jason, quien en su ingenuidad, no se imaginaba que el muchacho de los ojos turquesa era tragado por ese monstruo empresario cada vez que se le daba la gana.

Todo ese trasfondo, por supuesto que lo aterraba. No por nada, su premura lo inspiraba a correr deprisa en dirección contraria de aquel lujoso restaurante. Incluso se decidió a dar zancadas a lo largo de la obscura ciudad y el frío del otoño muy a pesar de no conocer las calles o los sitios.

Con su respiración agitada, vislumbró lo que podía parecer un puente. No lo pensó dos veces al reconocer que aquel paso del canal lo alejaría más de su maldito encuentro con el jefe mayor de la casa Wayne. Inmediatamente, apuntó en aquel rumbo para escapar.

Montó los escalones con fuerza y ruido. Pisó charcos y ensució sus zapatos con el lodo. Esos detalles ambientales pasaron a quintos planos mientras él seguía corriendo.

Tanto más se adentraba en el pasillo del puente, más era tragado por la lobreguez del lugar y su extrema calma. El viento golpeando su cara le desaceleró el paso y le obligó a respirar profundamente. Fue entonces que sus oídos se abrieron al entorno y se percató de la soledad del sitio. Sólo el agua bajo sus pies se manifestaba en semejante escenario ermitaño.

Cuerdas de Seda [Timjay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora