Un salto más

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23.01 hs. Zona 5.7 de noviembre de 1970. Nueva York. Pop's Place.

Salí del depósito con una botella para justificar el minuto de ausencia. Mi ayudante discutía con el parroquiano que quería oír Soy mi propio abuelo.

Le dije.

-Oh, déjalo que lo escuche. Después desenchufarás el aparato.

Me sentía muy cansado. El trabajo es duro, pero alguien debe hacerlo. Luego del Error de 1972, es difícil reclutar a alguien. No hay nada mejor que seleccionar a aquellos que se sienten desdichados donde están, y ofrecerles un trabajo interesante y bien pagado ,aunque peligroso ,para servir a una causa necesaria. Todo el mundo sabe ahora por qué fracasó la guerra de 1963. La bomba de Nueva York no estalló nunca, un centenar de otras cosas no ocurrieron como habían sido planeadas, todo gracias a gente como yo. Pero el Error de 1972, no. No intervenimos. Y no puede ser reparado; no hay aquí ninguna paradoja. Una cosa es, o no es, ahora y para siempre, amén. Pero no habrá otro error semejante; una orden fechada en 1992 tiene prioridad en cualquier año.

Cerré el bar cinco minutos antes de lo habitual, dejando en la caja registradora una carta donde le explicaba al encargado de día que aceptaba su ofrecimiento de comprar mi parte, y que se entrevistara con mi abogado, puesto que yo me tomaba unas largas vacaciones. El Servicio cobraría o no mi participación, pero no quiere que se dejen cabos sueltos. Bajé al cuarto del depósito y salté a 1993.

Todos ustedes zombisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora