Volviendo a la base

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23.00 hs. Zona 7.12 de agosto de 1985. Base de los Rocallosos.

Desperté al sargento de guardia, le mostré mi tarjeta de identificación, le ordené que pusiera a mi acompañante en la cama, le diera una píldora tranquilizante y lo reclutara a la mañana siguiente. El sargento estaba de mal talante, pero la jerarquía es la jerarquía, en cualquier época. De modo que obedeció, pensando, sin duda, que la próxima vez que nos encontráramos él podría ser el coronel y yo el sargento. Cosa que, efectivamente, puede suceder en nuestro servicio.

—¿Qué nombre? —preguntó.

Se lo escribí en el papel que llevaba. El sargento enarcó las cejas.

—Sí ¿eh? Humm...

—Limítese a hacer su trabajo, sargento —dije y me volví a mi acompañante.

—Hijo, sus pesares han terminado. Está por iniciarse en el mejor empleo que un hombre puede tener y le irá bien. Yo lo sé.

—¡De esó puede estar seguro! —corroboró el sargento —. Mireme a mi nacido en 1917, y todavía ando por aquí, todavía soy joven, todavía disfruto de la vida.

Regresé a la oficina de desplazamientos, y ajusté todos los mecanismos a cero.

Todos ustedes zombisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora