33| Maratón ²/³

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Anteriormente:

Magnus dejo salir unas lágrimas al percatarse de lo injusto que es, sabía que en este momento no tenía ninguna posibilidad contra él.

Magnus — Alexander...

Alec — Magnus, no. Otra vez no por favor. No me hagas esto, no puedo perderte. — se adelantó a decir

Magnus — Te amo Alexander, pero no puedo permitir que esto acabe así, todos debéis iros de esta dimensión. — dijo con pesar

Asmodeo — Cuál es tú deseo, Magnus...

Alec — Magnus por favor...

Magnus — Que ellos regresen a su actual edad y se puedan ir de esta dimensión, a cambio me tienes a mi, padre. — se inclinó

Asmodeo — Yo siempre gano.

Scott — No tan rápido, no me iré de aquí sin mi hermano.

Lydia — Tampoco me iré sin mi novio, ¡AHHHHH! — gritó con todas sus fuerzas haciendo temblar todo a su paso, su grito fue la clave para cierto escudo.

Asmodeo — Aah-gh. ¡Maldita banshee, juro te mataré.!

La guerra entre príncipes y demonios comenzó, los nefilim a pesar de su estado actual peleaban como jóvenes y se movían muy bien.

Jackson llegó, pero no como su enemigo, si no como su aliado y hermano.

Asmodeo maldecía a cada instante, Magnus tenía una lucha mortal contra el demonio mayor.

Samon usaba su marca con los demonios más fuertes, si querían ganar tenían que ser astutos.

Scott y Lydia peleaban juntos haciéndole frente a una docena de demonios.

Los parabatai peleaban juntos y las chicas Clary e Izzy eran mortal en combate, su destreza era perfecta hasta el momento.

Magnus — Rindete, jamás ganarás. No importa cuántos pasos adelante estés, siempre caerá tal como caíste del paraíso. — esas palabras enfurecieron al príncipe

Asmodeo — Todos morirán, Jackson lamentarás el haberme traicionado, me arrepiento de no haberme asegurado de tu muerte. — exclamó con odió

Jackson detuvo sus golpes y le miró con asombro, sus palabras le dolieron pero no tanto al no haber tenido gran apego con él y sobre todo porque lo acaba de conocer.

Jackson — Me alegró haber sobrevivido para vengar la muerte de mi madre. — dicho y hecho, en un abrir y cerrar de ojos apareció a la espalda del príncipe y enterró su propia espada en su corazón.

Horrorizado así era la expresión de que tenía.

Asmodeo — ¡Aah-gh! D-ónde conseguiste mi espada.

Jackson — Un regalo de lucifer, tú traición hacia él llegó muy lejos ahora mira como termina todo. — tras decir estás últimas palabras enterró más su espada

Magnus seguía congelado en su lugar, él en verdad nunca quiso la muerte de su padre, era tan fácil decir pero hacerlo era distinto.

Asmodeo fue todo lo que siempre tuvo, pero ahora tiene a sus hermanos... Su pareja, ¿Pero por cuanto tiempo?

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