34| Maratón ³/³

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El destino se encarga de poner todo en su lugar.

En el momento que el príncipe se volvió cenizas el poder que él tenía fue hacia Magnus, ahora Magnus era el príncipe de los demonios.

No importa si fue Jackson quién lo mato, al final Asmodeo al hijo que más amo fue a Magnus... Y, Reese por supuesto quién ganó su amor desde que lo tuvo en sus brazos al nacer.

Ahora en sus manos está el poder, solo el puede volver a la normalidad a sus amigos y pareja.

Jackson le miró con recelo pero abandonó de inmediato el gran salón para ir por su hermano.

Magnus — No hay tiempo que perder, lamentó tanto que esto se haya salido de control. — pronunció unas palabras en latín y ellos volvieron hacer jóvenes otra vez, después hechizo esa dimensión cambiandola por esta.

Con el tiempo irá haciendo más cambios a tal punto que esto se vea como un verdadero paraíso.

El tiempo ahí no pasará, no avanzará y podrá otorgarle inmortalidad a todo aquel que allí habite bajo su mandato

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El tiempo ahí no pasará, no avanzará y podrá otorgarle inmortalidad a todo aquel que allí habite bajo su mandato.

Es una oportunidad para estar con el amor de su vida... Alexander Lightwood.

Alec — Te amo, no sabes lo preocupado que estaba, temía perderte para siempre.

Magnus — Eso no pasará, vayamos por mi hermano.

Scott se aclaró la garganta y dijo:

Scott — Seguimos aquí, no me mire sin mi hermano. — lo último lo dijo más fuerte

Magnus rodó los ojos, detectaba los celos de ese joven lobo.

El brujo lo ignoro he hizo otro portal que los llevará hasta cierta parte del castillo, aún hay muchos demonios que estarán encontra y querrán venganza.

Cuando llegaron vieron a Jackson peleando contra los guardias que cuidan las puertas de la prisión del joven príncipe.

— Nadie pasará.

— No lo vamos a permitir.

Magnus — Asmodeo está muerto y ustedes terminarán igual si no se dan por vencidos.

— Eso es mentira, el príncipe es muy poderoso.

— ¡Él no puede estar muerto! — resigo el otro demonio

Alec — Pues ya lo está, ahora obedece que estás frente a tu príncipe. — siseó

Los demonios se pusieron rígidos al escuchar esa declaración.

— Pri-principe, no podrán abrir esta puerta... — miró a su acompañante para que continúe

— Jamás podrán hacerlo, solo el príncipe Asmodeo era el único que podía romper este cello. — explicó casi temblando

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