Capítulo 4

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A Lucy casi se le cae la mandíbula cuando Natsu le contó acerca de su segundo fracaso. La rubia no podía creer cuanto lo odiaba el destino. Todo le salía mal, el pobre. Jamás tendría a esa chica, porque parecía haber una fuerza mayor que se negaba a que estuvieran juntos, pero aún así, era su tarea como mejor amiga animarlo, empujarlo ligeramente y volver a trazar un minucioso plan, el cual, ya comprendió que no saldría bien.

El pelirrosa, escuchaba atentamente, deseando, que de alguna forma aquello saliera bien. Si dios existía, este era el momento de demostrarlo.

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El recreo era uno de los horarios más agetreados del instituto, y además, era el momento perfecto.

Nuestro protagonista caminó hasta el salón de clases de Veronika, ya que con anterioridad, como novio tóxico, había investigado cuál era. Habían unos grupos formados, conversando amenamente sobre temas cotidianos.

Su vista buscó a esa castaña que últimamente dominaba todos sus pensamientos. La encontró escribiendo algo, apresurada, en una libreta.

Se acercó con cuidado de no espantarla, después del espectáculo del domingo lo menos que quería era eso. Recordó con una sonrisa, como, cuando llegaron a su casa, ella, a pesar de estar ligeramente espantada, atendió sus leves contusiones, como si de una madre preocupada se tratara. Aunque estaba en silencio, Natsu amó esa expresión en su rostro, el semblante de cavilación y desasosiego en el rostro de la mujer que amaba, lo hizo sentirse orgulloso y feliz, por muy sádico que sonara.

—Veronika —la llamó, colocándose al frente.

La chica suspiró antes de colocar con fuerza su lápiz sobre la libreta.

—Natsu, olvidé hacer mi tarea y ando apresurada, no tengo tiempo para una de tus declaraciones —mintió, la verdad es que se había desvelado leyendo fanfics en Wattpad, pero eso jamás se lo diría. ¿Qué pensaría de ella?

—¿Podemos ir a tomar un café cuando salgamos de la escuela? —inquirió, preparado para que ella se negara, Lucy le había dicho que eso es lo que haría.

—Natsu, yo... —intentó hablar, pero la reverencia de su receptor la hizo pararse en seco.

—Una última vez, te prometo que esta será la última vez, si no aceptas mi declaración esta tarde, me rendiré —habló veloz, sin permitirle interrumpirlo.

Veronika lo pensó unos segundos. ¿Se rendiría después de tantos intentos? ¿Dejaría que todo fuera en vano? ¿Ya no más declaraciones inesperadas? ¿Ya no más esperarla a la salida para llevarla a casa? ¿Ya no más citas? ¿Ya no más flores? ¿Ya no más sonrisas alegres o expresiones tristes? Sería el final.

Ella solo debía rechazarlo en la tarde y entonces, habría terminado el acoso constante y las atenciones que terminaban en caos.

Su pecho se oprimió, pero no lo aceptaría.

—Esta bien, una última oportunidad —aceptó, volviendo a agachar la mirada, no debía seguir viéndolo, no sabía la razón, pero aquello la había entristeciendo.

No admitiría que quería que las cosas salieran bien en la tarde.

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Los dos protagonistas tomaron asiento en el café. La verdad es que habían bastantes locales como esos por la escuela. La última campana hoy no solo indicó el final de las clases, hoy también hizo referencia al comienzo del final de aquella turbia relación que había comenzado hace dos meses.

Flores para ti •|Natsu Dragneel|• ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora