¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La pérdida de sus padres fue aquello que desestabilizo toda su vida, ya no veía colores y por el simple hecho de ser la mayor y no demostrar sus sentimientos creyeron que estaba bien y que no necesitaba de nadie.
Después del funeral fue que la muchacha cayo en cuenta de algo, más nunca volvería a ver a sus padres, como que si esos ataúdes que bajaban hacia esa fosa le afirmarían de una vez que ellos estaban muertos.
Las lágrimas incontrolables bajando por sus mejillas, ese era su punto de quiebre, el dolor que sentía en su pecho era horrible, dolía y solamente quería apagarlo, calmar ese dolor que tenía en su corazón.
Su mirada se dirigió a las pastillas de Elena, los antidepresivos que le había recetado el psiquiatra, tomo el frasco de color naranja y se pasó unas cuantas.
El efecto comenzó y ahí fue el momento en que la vida de la perfecta Rose Gilbert se descarrilo.
De lejos un chico de ojos verdes veía a través de la ventana con lastima como aquella cobriza se hacía daño a sí misma.
(...)
Jenna fruncio el ceño al ver que Rose no había bajado para comer y era raro ya que a la chica le encantaba la comida.
El susto de su vida se llevó al entrar en la habitación de la antes mencionada y viéndola supuestamente dormida y sus alarmas gritaron en su cabeza al ver el bote de pastillas en su mano.
━━ ¡NO! ¡Jeremy! ¡Elena! ━━grito la chica Sommers. ━━necesito que llamen a una ambulancia rápido.
Elena quedo en shock cuando vio el cuerpo pálido de su hermana y Jeremy al tiro corrió el teléfono y llamando a la ambulancia mientras las lágrimas corrían por su rostro, él no podía perderla, no a ella.
Esa fría noche fue el intento de suicidio de Rose pero este no sería el último.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
