Looking at the stars ☆ [Jotasuke]

Confusión agridulce.

Volvieron a la realidad en la que Jotaro era 12 años mayor que su pequeño, y donde compartían lazos familiares.

Jotaro se levantaba a la misma hora de siempre, ya habían trnascurrido unos días desde aquella mágica noche en la que los sentimientos de ambos salieron a la luz.

Abrió los ojos y llevó la mano hacia su pecho, donde se hallaba su corazón; algo no iba bien, era evidente el motivo, y el hecho de no saber cómo lidiar con un problema le inquietaba muchísimo.

Entonces, su teléfono comenzó a vibrar; era la casa Higashikata:

-Buenos días - tosió porque desde que se había levantado no había abierto la boca- al habla Kujo Jotaro.

-Buenos días a mi nieto favorito -decía una voz anciana alegre- Oye Jotaro, quería hablar contigo, en un rato estaré por tu apartamento, ¿okay?

-Está bien, Jiji. Prepararé café, hasta después.

La llamada finalizó, pero los nervios de Jotaro solo acababan de comenzar; ¿por qué querría hablar de "algo"? ¿Y ese algo era tan importante como para tener que decirlo en persona? Estaba confundido.

Siguió su rutina de siempre; levantarse de la cama, una serie de estiramientos, se dio una ducha, desayunó lo que de costumbre, se terminó de asear y se puso su característico atuendo, con algunas diferencias en la gorra y los detalles de la gabardina blanca, pues hoy tenía preparada una sorpresa para Higashikata.

Mientras se ponía su perfume y sonaba la cafetera terminarse, alguien tocaba la puerta sin demasiada prisa; su abuelo había llegado.

-Hola, Jiji. Siéntate en el salón, en seguida te llevo la taza, tranquilo.

-Gracias Jojo...ah, y recuerda los dos terrones de azúcar -el anciano soltó una risa boba, a lo que Jotaro sonrió levemente.-.

Jotaro se sentó en el otro sillón contrario al de su abuelo, con las piernas cruzadas y la taza de café en la mano, la cual agarraba Star pues estaba muy caliente.

El ambiente era extraño, había un tema muy obvio del que parecía que ninguno de los dos tenía ganas de empezar. Ese tema.

-Jotaro tosió adrede- Y bien, Jiji, ¿qué era lo que querías hablar conmigo?...

-Oh, sí...de lo que quería hablarte...he...

-Por favor, suéltalo, sabes que no me gustan estas esperas tontas. -el rostro del más joven lucía serio-

-Está bien, iré directo al grano. Llevas aquí bastante tiempo, a pesar de que Kira ya no ronde las calles de Morioh, un pueblo que además de ser bastante bonito, permíteme decir, no lo veo como un lugar hecho para ti. Quiero decir, ahora te encargas de bastantes cosas en la Fundación SPW, y tienes un trabajo como biólogo marino. ¿Qué pretendes hacer exactamente? Tengo la sensación de que no quieres irte de aquí, y eso me asusta. - La cara de Joseph realmente mostraba preocupación. A su nieto le esperaban muchas cosas ahí fuera, y sentía que estaba desperdiciando el tiempo en un pueblo como Morioh.

Jotaro se quedó callado evitando la mirada de su abuelo con una expresión seria y a la vez algo triste, cosa que Joseph llevaba sin ver en él muchos años.

-Oye...no es necesario que decidas ahora lo que vas a hacer, solo vine a recordarte que existe mundo allí afuera- el abuelo le agarró del mentón obligándole a mirarlo- no te preocupes, te entiendo, ¿vale? Solo piensa en ello, ¿vale?. Tengo cosas pendientes hoy, te llamaré.

-Está bien Jiji, gracias por venir, como siempre...

Tan rápido como Joseph salió del departamento, Jotaro quedó completamente sumergido en sus pensamientos; su abuelo tenía razón, él ya llevaba un tiempo en Morioh y no se había replanteado marcharse, menos ahora que al fin le había confesado sus sentimientos a Higashikata. Sin embargo, era un adulto, no un adolescente.

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