¡¿Por qué estás desnudo?!

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Los ojos del menor comenzaban a abrirse,estaban algo hinchados por haber llorado la noche anterior.
¿La noche anterior?

-Mh...d-donde...- Se frotó los ojos vagamente y removió su pelo de forma suave, verificando que estuviera bien.

Al abrir los ojos por completo, se encontró con un Jotaro semidesnudo, con todo el torso descubierto. Cada músculo del abdomen y pectorales se marcaba de manera perfecta, y su tez, de procedencia caucásica y asiática lucía extremadamente suave.
Nunca había estado tan cerca de él como para percatarse, pero sus pestañas eran largas y curvas, se veían preciosas, ya que casi parecían tener brillo propio.
Su pelo estaba muy revuelto,pero en todos sus mechones azabache chocaban con la luz radiante solar que entraba por las rejillas de una persiana.

-Resplandeciente...- se decía para sí mismo, estaba completamente hipnotizado con la figura del mayor, provocaban en el adolescente mil y un sentimientos, que querían aflorar cuanto antes.

Sin embargo, debía controlarse, y al darse cuenta del escenario y terminar de despertarse, se exaltó tanto que consiguió despertar al adulto. Era como si acabara de despertar de un idílico sueño aún estando despierto.

Con solo abrir el ojo mínimamente, Jotaro sabía que le tocaba explicar, así que suspiro profundamente.

-Sr Kujo... Sería tan amable de explicarme ¡¿por qué estoy casi desnudo también?!- Desconcertado y sin su camiseta puesta, Josuke comenzó a zarandear el enorme cuerpo de Jotaro.

-Eh, eh, tranquilo... No te pongas escandaloso de nuevo. Anoche te...te quedaste dormido en mis brazos-decía con una leve sonrisa en el rostro, apenas visible.- se te veía muy cansado, así que para que tu madre no preguntara de más sobre dónde habías estado para quedarte dormido ni nada por el estilo, le llamé diciendo que estarías conmigoy te traje a mi casa. Mientras la llamaba y tú estabas medio zombie, te quitaste la camiseta y te pusiste en mi cama sin previo aviso, y no tenía pensado dormir en el suelo, no me quedó otra que dormir contigo. Espero que no te molestara.- El ojiazul le explicaba la situación mientras se incorporaba en la cama, sentándose por el lado del que había dormido.

El más pequeño le miraba intentando prestar atención a lo que decía, pero sus movimientos, el cómo se hacía el pelo hacia atrás, ver cómo sus músculos se volvían a dibujar y cegaban de resplandor a los ojos del adolescente cuando se retiraba,...
Sentía un terrible deseo de él, y Jotaro notaba sus constantes desviaciones de mirada, ya que él también las hacía.

Ese hombre de metro noventa y cinco, musculoso, tonificado, acompañado de un rostro serio, una mirada eróticamente penetrante con cada pestañeo, y unos gestos que volverían loco a cualquier persona que se le acercara demasiado estaban por hacer desfallecer a Josuke, el cual era un río de hormonas inédito. Sentía la necesidad de agarrarse a él con todas sus fuerzas, pues el menor de dio cuenta de algo:
Sólo él quería ser digno de esa vista, pero sentía que ni él ni su cuerpo podrían contentar al dios griego de su sobrino.

-Niño.- Y el mencionado bajo de la nube donde estaba, para encontrarse con una realidad aún más caliente. Hasta su tono sonaba más provocador.

-¿S-sí, Sr Kujo?- No aguantaría mucho más cuerdo; sus fantasías con el adulto culminaban muchas veces en escenarios como en el que estaba ahora.

-Ven aquí.- Su tono sonó más grave, lo que provoco que se excitara aún más.
El mayor estaba señalando sus propios muslos, haciendo el gesto de que se sentara, el menor se quedó en blanco.

-¿No oíste?- Volvió a decir Jotaro.

Entonces, Josuke use acercó más al de ojos turquesa, y se sentó en sus muslos de cara a él, entrecruzando sus piernas en la espalda de Kujo.

Looking at the stars ☆ [Jotasuke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora