One Shots |Personajes de Chris Evans & Tú

29: Oportunidades

|COLIN SHEA|

Desde que el plan de Ally, su vecina de enfrente, funcionó y logró reconectar con uno de los chicos con los que se había acostado, ella insistió con que Colin debería hacer lo mismo si quería encontrar el amor.

Al principio él no quería nada que ver con algo tan elaborado y estúpido como eso, sin embargo, cuando Ally se mudó del edificio para vivir con su nuevo novio, comenzó a sentirse realmente solo. Los acostones de una sola noche ya no eran suficientes para él. Colin se dio cuenta de lo necesitado que estaba por un poco de afección, no solamente física.

Así que siguiendo el consejo de Ally, decidió hacer una lista de las top 20 noches de sexo de su vida. Afortunadamente ya que habían sido los mejores acostones que había tenido, también se acordaba perfectamente de sus nombres y rostros. De hecho, esos eran los únicos de los que se acordaba, habían como 300 mujeres de las que no tenía recolección alguna.

Después de 13 intentos fallidos, estuvo a punto de rendirse, hasta que vio que el nombre que seguía era el tuyo.

No le costó mucho encontrar en donde ibas a estar esa noche gracias a las redes sociales.

Por primera vez en toda su osadía por reconectar con sus exes, se sintió nervioso al llegar al bar donde sabía que te encontrabas. 

Miró la puerta del bar como si se tratase de la puerta de la Ciudad Prohibida. Una persona que iba a salir, abrió la puerta dando pie a que él pasara.

Unos pasos dentro del precinto, logró divisarte entre la multitud. Lucías igual que la última vez que te vio, tal vez incluso más hermosa.

Parecías estar discutiendo con otra chica, o más bien quejándote de algo. Volteaste hacia la puerta, cerca de donde él estaba parado y sin pensarlo dos veces, tomaste un dedo de queso del platillo de botanas en tu mesa y lo lanzaste en su dirección. Colin notó el desagrado en tu rostro combinado con asco.

Tus ojos se toparon con los de él y por unos segundos ambos conectaron miradas, hasta que tensaste tu mandíbula y te diste la vuelta dándole la espalda.

A lo mejor el hecho de que le hubieras lanzado un dedo de queso debió ser suficiente como para que él entendiera que no tenías ganas de verlo, sin embargo, no quería desistir sin siquiera haber hablado contigo primero.

Se hizo paso entre la multitud para llegar a donde te encontrabas. Estabas rodeada de mujeres gritando y bebiendo. Había presenciado demasiadas despedidas de solteras como para no reconocer una. Suspiró aliviado al darse cuenta de que no eras tú la novia, era otra chica que parecía estar demasiado ebria como para disfrutar de la velada.

Ya que estabas dándole la espalda, lo más prudente que se le ocurrió fue poner una mano sobre tu hombro.

Pusiste tus ojos en blanco cuando sentiste una mano sobre tu hombro. Ya sabías de quién se trataba y no tenías ganas de lidiar con él.