ANASTASIA
2 meses después
cruzo la calle hasta el bar
El Fifty's es un bar impersonal y cavernoso, con banderines y pósters de béisbol colgados en las paredes. Jack está en la barra con Elizabeth y Courtney, la otra ayudante editorial, dos tipos de contabilidad y Claire, de recepción, con sus característicos aros de plata.
-¡Hola, Ana!
Jack me pasa una botella de Bud.
-Salud... gracias -murmuro.
-Salud.
Chocamos las botellas y él sigue conversando con Elizabeth. Claire me sonríe con simpatía.
-¿Cómo te ha ido tu primera semana? -pregunta.
-Bien, gracias. Todo el mundo ha sido muy amable.
-Hoy se te ve mucho más contenta.
-Es viernes -balbuceo enseguida-. ¿Y tú, tienes planes para el fin de semana?
Mi táctica de distracción patentada funciona, estoy salvada. Resulta que Claire tiene seis hermanos y se va a Tacoma a una gran reunión familiar. Se muestra bastante locuaz y me doy cuenta de que no he hablado con ninguna mujer de mi edad desde que Kate se fue a Barbados.
Con aire distraído, me pregunto cómo estará Kate... y Elliot. Tengo que acordarme de preguntarle a Christian si ha sabido algo de ellos. Ah, y Ethan, el hermano de Kate, volverá el martes que viene, y se instalará en nuestro apartamento. No creo que a Christian le guste demasiado eso.
Mientras charlo con Claire, Elizabeth me pasa otra cerveza.
-Gracias -le sonrío.
Resulta muy fácil charlar con Claire -se nota que le gusta hablar-, y me bebo una tercera cerveza sin darme cuenta, cortesía de uno de los chicos de contabilidad.
Cuando Elizabeth y Courtney se van, Jack se viene con Claire y conmigo. ¿Dónde está Christian? Uno de los tipos de contabilidad se pone a hablar con Claire.
-Ana, ¿crees que tomaste una buena decisión viniendo a trabajar con nosotros?
Jack habla en un tono suave y está un poco demasiado cerca. Pero he notado que tiene tendencia a hacer eso con todo el mundo, incluso en la oficina.
-Esta semana he estado muy a gusto, gracias, Jack. Sí, creo que tomé la decisión correcta.
-Eres una chica muy lista, Ana. Llegarás lejos.
Me ruborizo.
-Gracias -mascullo, porque no sé qué más decir.
-¿Vives lejos?
-En el barrio de Pike Market.
-No muy lejos de mi casa. -Sonriendo, se acerca aún más y se apoya en la barra, casi acorralándome-. ¿Tienes planes este fin de semana?
-Bueno... eh...
Le siento antes de verle. Es como si todo mi cuerpo estuviera sintonizado con el hecho de su presencia. Se relaja y se despierta a la vez, una dualidad interior y rara... y noto esa extraña corriente eléctrica.
Christian me pasa el brazo alrededor del hombro como una muestra de afecto aparentemente relajada, pero yo sé que no es así. Está reclamando un derecho, y en esta ocasión, es muy bien recibido. Me besa suavemente el pelo.