Noah

81 27 24
                                    

Relato N°1

Espero que lo disfruten

La noche había comenzado hace tanto tiempo que no lo recordaba con exactitud.

Los colores bailaban a su alrededor. El brillo de aquel abrigo rojo parecía cegarlo con sus destellos.

No había comienzo ni fin, todo se derramaba a su paso, como las lagrimas que lo habían dejado seco hace tantas horas ya.

Las risas de su conciencia y orgullo hacían eco intensificando el dolor creciente en su cien.

Decidió bajarse de aquel auto de manera tambaleante.

La mujer a su espalda reclamaba a un tal Noah una respuesta por su repentina huida.

Usada , descartada, una cualquiera, eran las palabras que había captado mientras ingresaba al departamento de aquel desconocido amigable.

El pensó ¿cómo le explicaba que Noah ya no existía? Noah era solo un recuerdo de aquel que había sido o que podría ser si tan solo pudiera lidiar con el dolor que lo atormentaba.

El tiempo había decidido ralentizarse, tal vez para volverlo loco.

 Al ingresar mirando al suelo solo había captado aquellos zapatos.

Unos tacones de plataforma negra con lazos dorados. Podría reconocerlos en cualquier lado.

Los recuerdos con Amy atacaron su cabeza de forma violenta para solo acrecentar su dolor. Si tan solo hubiera tenido la valentía de explicarle los tormentos en su cabeza por la maldita infancia que había llevado.

Sin embargo cuando volvió a mirar, Amy y sus zapatos ya no estaban.

Había sido otra jugada de su cabeza.

Cuando los monstruos de su pasado le gritaban con vehemencia que se rinda, Noah solía soñar que Amy seguía a su lado y su risa iluminaba los rincones mas recónditos de su mente retorcida.

Al subir las escaleras paso a paso su reflejo en aquel espejo de pared le llamo la atención.

Sus ojos rojizos con las pupilas tan dilatas lo hacían ver como un extraño en un cuerpo ajeno. Las ojeras, su cabello despeinado, la barba creciente y su ropa desalineada no hacían mucho para ayudar a aquel aspecto.

Por un momento pensó que debería volver a su casa. Pero para ser honesto, no sabia donde estaba, ni como volvería.

Por un instante ya no se encontraba en aquella escalera.

Las luces se habían apagado. Ya no tenia 21 años, tenia 10 y se hacia un bollo en un rincón mientras su padre lo golpeaba sin piedad.

Sacudió su cabeza para volver al presente.

Volvió a pensar en Amy y aquellos momentos juntos.

No podía rendirse.

Rebuscó en su bolsillo su móvil. Eran las 3 am, según figuraba allí.

La llamó una y otra vez para encontrarse con el buzón. Había odiado aquel día en donde ella había decido alejarse.

Amy tenia sus propios fantasmas y el no hacia mas que hundirla. Aun así ella siempre volvía. Cuando el la necesitaba ella volvía.

Se sienta en la escalera esperando que su cabeza se quede quieta y los mareos cesen. Si tan solo tuviera algo más que consumir.

Se propuso a levantarse, en aquella fiesta encontraría lo que necesitaba.

Su móvil sonó y una sonrisa surcó su rostro cuando vio el nombre de Amy en la pantalla.

»¿Por qué solo me llamas cuando estas drogado?

Pensó en qué podía contestar para sonar convincente y llegó a la conclusión de que decirle la verdad seria lo mejor.

»Te necesito

»¿Y que hay de mi? ¿A quien acudo cuando yo necesito a alguien? ¿Que pasó cuando yo te necesité?

Ella ya no lo escuchaba con la facilidad de antes. En otro momento ella hubiera atendido a su primer llamada y hubiera estado ahí en solo unos minutos.

En cada una de esa ocasiones no había hecho más que meterla en problemas.

¿Por que no puedes tomar jodidas buenas decisiones? Se preguntó y no se sorprendió al no encontrar una respuesta para ello.

»¿Estas fuera esta noche?

Preguntó cambiando de tema. Tal vez el podría acercarse donde ella estaba. Solo debía convencerla.

»No. Debo levantarme temprano y esto comienza a cansarme.

No sabia por qué había pensado que ella volvería a acudir a su rescate.

Ella ya no volvería.

El tiempo que antes se había ralentizado ahora corría frenéticamente frente a él. Se estaba quedando sin tiempo.

....

Amy había comprendido hace mucho que la única manera de desintoxicarse era alejándose de él.

Sin embargo sentía una debilidad por aquella alma en pena que alguna vez había amado.

Estaba tan acostumbrada a acudir a sus llamadas de trasnoche que había instalado un rastreador en su teléfono.

Se subió a su auto para manejar en aquellas horas de la madrugada. Despidiéndose de una noche de sueño reparador.

Al llegar al lugar arrugo su nariz.

Olores de todo tipo inundaban el lugar. Botellas y desperdicios caían por las escaleras mientras ella intentaba con mucho cuidado no tocar nada.

La música aun sonaba de manera descontrolada. Entró en cada habitación interrumpiendo alguna que otra escena privada.

Al llegar a la ultima puerta sabia que lo encontraría allí.

Respiro profundo llenándose de valor para lidiar con el.

Creyó que estaba gritando. Pero solo en su cabeza lo estaba haciendo, gritaba y lloraba mientras que en el exterior solo se había quedado petrificada.

Sabia lo dura que había sido su vida. Entendía a la perfección la necesidad de perderse con tal de escapar de aquella realidad que tanto pesaba. 

Hacerle frente a sus problemas era que algo que no cualquiera podía hacer. 

Mirar a aquellas sombras que se reflejaban junto con ellos en el espejo y poder decirles "no te tengo miedo"

Pero era algo que estaba dispuesta a intentar. Correr aquella carrera en contra del tiempo que los hacia prisioneros de la negligencia que ejercían sobre ellos mismos  y una vez que ella esté fuerte para ser un pilar y no desmoronarse en el intento lo ayudaría a el.

No había especulado con este tipo de final.

Los ojos sin vida de Noah miraban hacia ella. 

Y supo que había llegado tarde. 

Noah se había quedado sin tiempo. 



 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
20 Canciones, 20 RelatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora