06;; vestidos a medias.

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Es domingo, yacía sentado en la mesa de su escritorio terminando de leer una de sus novelas favoritas de Haruki Murakami, y de cierta manera la vida amorosa del protagonista es similar a la suya, quitando el hecho de que él dejó de acostarse con mujeres terminando la preparatoria y andaba buscando un buen hombre al cual amar hasta conocer al señor Park. El cual rondaba en su cabeza aún cuando fueran altas horas de la madrugada.

Se levanta de la silla yendo a buscar algo de comer, entra a la cocina, abre la nevera y al divisar lo tan solitarios que estaban los cubículos se vio en la obligación de ir a comprar a algo, por lo que sin rodeos se coloca una sudadera que cubre su desnudo torso, amarra las agujetas de sus converse, toma dinero, llaves, y sale de su apartamento a eso de las diez para las dos de la mañana. Las calles están solitarias, como era de esperarse un domingo de madrugada. El cielo tenía cientos de nubes cubriéndolo pero curiosamente ninguna cubría la luna llena. Poco le toma atención a su alrededor, las tiendas están cerradas por donde camine, hasta llegar a la esquina gira su cabeza encontrándose con un bar, está a una cuadra, sus pies se mueven solos yendo a tal dirección sin pensarlo aunque luego ya entra en cuenta en que está dentro del bar y se decide por tomar un trago.

Toma asiento en la barra y pide un cóctel de la casa, el barman sin rechistar, con una sonrisa, comienza a prepararle dicha bebida. El lugar es cálido a pesar de verse tenebroso, las luces tenues le dan cierta calidez, y la música indie que suena por los viejos altavoces le da un toque retro, ciertamente, Yoongi se siente cómodo en aquel bar que a pesar de tenerlo cerca de casa nunca en su vida lo había visto. Por las pintas que tiene, seguramente lo habrá confundido con un local abandonado.

La música lo incita a mover la cabeza al ritmo de la melodía, la canción se le hace conocida de algún lado más no recuerda bien, han pasado años desde que escuchó esa canción, eso lo tiene claro, seguro la melodía era popular en uno de los veranos donde era joven, la melodía suena nostálgica, a pesar de no entender la letra le da ese sentimiento, y con ello, su pequeña gran mente imaginativa comienza a revivirle sus momentos de veinteañero y adolescente, esos años fueron muy buenos. Recuerda haber tenido su grupo de amigos con los que siempre salían al río Han y bebían alcohol, jugaban fútbol y los viernes invitaban a chicas con las cuales quedar y tener relaciones en el aire libre mientras los otros los cubrían. Sonaba algo extraño y desagradable, pero Yoongi había sido tan feliz que le ponía melancólico recordar esos buenos tiempos más de diez años después. Quién le diría que tras una juventud de borrachera y fiestas terminaría, a sus treinta y seis, solterón y deprimido siendo dueño de una florería, en la cual su única motivación para continuar con el negocio era un hombre empresario en cuarentena que tenía una vida de ensueño.

– "Echoing"...– murmuran a su lado y es entonces que Yoongi sale de su burbuja. Agradece por el cóctel que acaba de recibir y mientras le da un trago a la bebida, mira al hombre a su lado que no parece muy cuerdo–. Esa canción me trae recuerdos de mi juventud...

Aquella voz ronca se le hace conocida, pero no puede comprobar si es de quién cree que es porque el hombre a su lado tiene la cabeza sumida casi pegando en la barra, sus hombros encogidos y una de sus manos extendida hacia el vaso con whisky, a pesar de estar rebajado con mucho hielo, parece que no es el primer trago que pide por la manera en la que se retuerce en el banco. Sin embargo después de analizarlo, las palabras dichas por el desconocido vuelven a resonar en su cabeza, prestando más atención al mayor, quien parece haberle adivinado el pensamiento.

– ¿Si?, me pasa lo mismo– responde meneando el cóctel.

Se quedaron en silencio, pero no era incómodo como creyó que lo sería, al contrario, se sentía esa necesidad de hablar pero de también callarse, tal vez ambos buscaban el momento perfecto para hablar pero este parecía nunca llegar. Yoongi, aún tomando del cóctel lo alza acercándolo a sus labios, y el hombre a su lado pide otro whisky, el barman los mira a ambos queriendo saber si se conocían y el menor al entender aquella mirada sólo niega con la cabeza mostrando una ligera sonrisa. El hombre parece más dormido que despierto pero hace sus esfuerzos para mantenerse cuerdo, alza la cabeza, dejando sus brazos cruzados sobre la barra agradeciendo por el whisky servido. Yoongi aprovecha para mirarlo, y se da cuenta que se trata del mismo hombre que lo visita todos los viernes en las tardes-noches para comprarle flores a su esposa.

30 Days of Smut Challenge - JimSuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora