1.El oso solitario en la montaña

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"Aún recuerdo esos días de mi infancia, cuando vivía con mis padres, con mi pueblo en esa zona ártica de la isla. Era un pequeño osezno que no dejaba tranquilo a nadie, un niñito travieso que vivía en su propio mundo, alejado de la horrible realidad que le depararía el futuro".

El ahora ya adulto oso de pelaje blanco cerró su libro de notas junto a un fuerte y profundo suspiro, luego de escribir en su última página el como recordaba su infancia con nostalgia. Acto seguido se levantó con pesadez de su vieja silla de madera, decidido a iniciar otro monótono y solitario día en su refugio personal.

Ese oso había vivido años en esa gran cueva, en la punta de la pequeña montaña en la que se asentó, junto a su único acompañante, su agenda con forrado de cuero que mantenía en buen estado a pesar de los años en la cual escribía sus memorias, haber si con suerte en unos siglos alguien la encontrase.

- Como sea, hoy si atraparé a ese maldito pez, no se me escapará esta vez – recordó con una voz desafiante que su almuerzo gourmet sería hoy, el oso polar ya traía antojo desde ese día que descubrió al escurridizo pez que bordeaba sus horizontes marítimos.

Buscando olvidar sus pesares se apresuró a bajar toda la montaña hasta llegar a las orillas junto al mar, siendo lo primero que hizo revisar que capturó durante la noche su trampa casera.

- Vaya…- Con algo de desilusión y el estómago rugiendo registró su pesca, dos moluscos y el pez más pequeño que vio en su vida – Lo tendré que hacer a la manera tradicional – el oso decidido a pescar un verdadero almuerzo tomó su caña de pescar y se preparó para la "acción".

Básicamente se sentó sobre su cómoda roca en la orilla y a…esperar a que pase algo.

El sol desarrollaba su ciclo diurno tras el oso a gran velocidad, su concentración hacia pasar las horas como minutos, parecía que ni pestañaba, ya era más de medio día cuando logró interceptar algo.
La hilera de la caña jaló su brazo, era la señal.

- ¡Perfecto!, vamos chiquitín ven aquí – su extraordinaria fuerza hizo salir a la superficie al animal en segundos, no tenía oportunidad.

Era glorioso el solo verlo, el oso decidió mantener la calma, aunque su interior era un completo terremoto debido al hambre, no había tardado nada en estar cocinándolo al fuego en el aire libre.
- Sal de roca…algunas especias, la salsa de la abuela, pero que delicia – Explicó con detalle, saboreando con su olfato cada ingrediente.
Se quedó fijo mirando fijo al pez en la parrilla, su sonrisa se en rectaba, su máscara se deformaba a su verdadero sentir.

- Vivo una mentira, mi vida es una mentira – se sentó en el suelo, abrazando sus rodillas mientras le daba la espalda al mar, su psique no podía más – ¿Qué hago aquí?

El perpetuo silencio terminó de un momento a otro, ante sus ojos la realidad se deformaba, una rara energía concentrada tomó algo de forma, una voz proveniente de ella habló.

- ¿Matt, estás ahí?, compañero si es que escuchas esto…por favor – interferencia similar a la de radio dificultaba el mensaje – La isla está en peligro, todo lo está…desaparecerán, todo desa…parecerá. Te necesitamos…

El mensaje concluyó, todo volvió a la normalidad en el momento, el oso perplejo y con los ojos abiertos y redondos como platos no tenía mucho que decir ante tal advertencia.

- Tengo que volver…-Fue lo único que respondió, esta era su oportunidad, de redimirse ante todos, de dejar de ocultarse, sea lo que sea que amenace su hogar se las tendría que ver con él.

[Fortnite Fan-Fic] La Fuerza-F (nada más raro que eso...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora