Lamento de una balada

2 1 0
                                    

Quebrado, hincó las rodillas.
Desde que partió,
el agua ahora era sangre,
Y el barro, su pan de cada día.

¡Cuántos había visto morir!
A cuántos vivir para,
Al día siguiente,
De otro mal dejar el mundo.

La espada mellada y el caballo tendido en el suelo.
Suelo que jamás volvería a ver crecer algún cultivo.

Ha de irse, pronto caerá la noche,
Y vendrán cuervos y buitres a comerse a los suyos.

Llegaron con un centenar de hombres.
Regresan once.

¿Quién ha vencido?
No importa.
¿A dónde irse?
Lejos, muy lejos de ese maldito lugar.

Sus hijas,
Su mujer...
Nadie espera en casa.
Pues ni casa queda siquiera.

Dónde quedó el honor,
Dónde la gloria,
Dónde los juglares que,
con orgullosos tonos,
entonan baladas de los héroes que luchando perecieron.

Dime,
¡Dios!

¿Qué es lo que queda,
cuando no queda nada?

...

Un Poco De TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora