Capítulo 2

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Mis amigos jamás entenderán lo quebrado y harto de vivir que estoy... Nunca lo harán. ¿Por qué me sigue importando tratar de mostrarles cómo soy realmente si sólo seguirán sin escucharme? ¡Es patético, como pedirle a un mudo que te cante el feliz cumpleaños!

No puedo culparlos, ni siquiera puedo reclamarles por su preocupación ante los golpes que mi padre me deja cada que recuerda que su hijo es igual a él. Suelen creer que sólo me meto en peleas, y eso me funciona completamente. Vamos, a nadie le gustaría caer tan bajo, nadie querría que todos te miraran con cierta pizca de lástima.

Nadie cuidó de mí desde que me hundí en este infierno, no necesito que alguien me cuide ahora. No necesito lástima, no necesito que me comprendan a pesar de que es eso lo que busco desesperadamente.

Ellos no tienen idea de todo lo que pasa por mi mente, ¿Siquiera creerían en mí si les contara que algunas veces cuando pienso con claridad siento la motivación de querer cambiar? Quizá es un tonto sueño de saborear el orgullo de los demás, que por un instante te feliciten por sólo ser tú...

Pero, en cambio, sólo me termino robando alguna cerveza para tratar de olvidarlo. Cada momento bueno en mi vida se apaga, se disuelve como si nada, como si yo nunca fuese a merecer algo importante.

Mis amigos no lo entienden, jamás entenderán que lo intento; no los culpo, inclusive yo pensaría que soy patético y que todo lo que gano para pagar mi colegio me lo fumaría en sólo un instante. Ellos sólo son personas normales lidiando con lo podrido de la vida, con un chico cuya única escapatoria a su propia mente es encerrarse.

Sé que no soportan mi malhumor en cuanto el día comienza, lo noto en sus rostros. Sin embargo, me siento tan entusiasmado de conocer sus vidas porque sé que la mía nunca será interesante. Uno de ellos me cuenta sobre historias, otro de ellos es complejo y ni siquiera entiendo cómo puede sentirse tan seguro de sí mismo... Sólo son dos personas, raras, pero comunes en todo lo que concierne a ser un ciudadano "Sano".

¡Hey, soy yo! ¡Ian! ¿Qué les parece quererme por un momento? Diablos, sé que no soy la mejor persona que existe y que quizá tengo alguna que otra mala maña. Pero, no importa, tal vez no dure con vida por mucho tiempo. Mis pulmones fallarán en cualquier momento, sólo tengan paciencia, me estoy esforzando para que suceda.

A veces los cigarrillo no logran apaciguar todo esto, ni siquiera las drogas, nada. Y me frustra... ¿Por qué no logran comprender que soporto tantas cosas? ¿No pueden fijarse en que constantemente lucho por no irme tan de prisa?

Raymond suele añadirme a sus libros como "El idiota que da risa pero que a veces quieres tirar por una ventana" de cierta forma, me gusta que decida tomarme en cuenta... Y Noah... No lo sé, no entiendo a Noah. Es raro, pero esponjoso.

Son mis amigos, a fin de cuentas... A veces me gritan cuando me estreso demasiado, pero de igual forma son las únicas personas que me quedan.

Ellos nunca van a entender el cariño que les tengo, y eso funciona para mí... Porque en cuanto me vaya, no les dolerá tanto.

AdicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora