Descubrí dos cosas significativas en toda la semana: Ray habla demasiado, no tengo tanta paciencia como creía.
No entiendo cómo puede hablar tanto sin quedarse sin voz o mantener el ritmo del tema principal si olvidarse ningún detalle. Tampoco entiendo como pude levantarme de mi cama y caminar hasta el colegio sin caer dormido en el intento.
El día anterior había estado todo el día tratando de estudiar para un examen que de todas formas iba a reprobar como muchos otros. Ni siquiera supe cuánto fue el tiempo exacto que pude dormir sin sentirme ansioso, dudé que fuese más de una hora.
Estaba harto, fastidiado y tenía sueño. El hambre también me carcomía las entrañas como ácido y sentía la boca seca.
No era mi mejor día. Nunca tengo un buen día.
Entre todas las personas yo resalto como el chico antisocial que lo mejor que ha hecho por su vida es pasar de grado en grado con la mínima nota. Algunos incluso huyen de mí por considerar que las adicciones se pegan.
Si consumes un poco de marihuana, ya te catalogan como un leproso.
Lejos de querer cambiar lo que soy o simplemente desear que algo sea diferente, me mantengo firme en mi postura de "Me vale una mierda lo que piense tu patético cerebro".
Al final, todo me deja de importar. Los problemas a veces se disuelven muy rápido con sólo algún porro, o unas dos, tres, cuatro cervezas. Ahogarte a veces es mucho mejor que seguir pataleando para sobrevivir. Desangrarte es mucho más rápido que curar las heridas. Desde hace mucho es así, no me afecta, cuando comienza a hacerlo vuelvo a fumar y el problema se soluciona.
Huir en ocasiones mucho mejor que pelear.
Huyo de cada cosa nueva, o tal vez es al revés; no socializo con muchas personas porque las oportunidades que me dan se acaban en cuanto notan que mis ojos están entrecerrados por la molestia hacia la claridad y comienzo a soltar cada cosa que pasa con mi mente. "¿Drogas de nuevo?" Suelen preguntarme antes de completar con "No me sorprende viniendo de ti" Sin embargo, ese día no huí en cuanto él se acercó a mí. Ni siquiera entiendo porqué no fui capaz de apartar mi mirada de su rostro, su ropa, todo de él en general.
Pasó a mi lado, tenía un fuerte aroma a menta que me quitó hasta la congestión nasal. Traía un estilo Gótico, con ropa un tanto holgada y variaciones entre negro y negro más oscuro. Algunas cadenas le colgaban del cuello como a un perro y noté que usaba botas, unas que me gustaría robarle cuando estuviese distraído.
Se veía como un maldito demonio, eso era lo que parecía ese chico que había entrado al salón como si nada le importara. Tan solo caminó hasta el asiento vacío que estaba a mi derecha y se sentó en total silencio, superándome hasta mí con la peor cara de culo que había visto en toda mi vida.
No sabía quién era, no entendía porqué de repente me llamaba la atención. No entendí nada en ese instante y lo repasé en mi mente repetidas veces, no estaba drogado, ¿Entonces porqué me sentía tan jodidamente perdido en la situación?
Nunca me miró, se quedó con la vista al frente y los brazos apoyados sobre la mesa mientras todos le dirigían comentarios, murmullos, incluso miradas por su manera de vestirse; no creí que le importara, no se inmutó en ningún instante y siguió contemplando el vacío frente a él como si fuese más interesante que la vida misma.
Jamás había sentido tanta intriga por alguien, no me gustó ese sentimiento en lo absoluto. Era sólo un chico nuevo, muy extraño, al parecer. Un Emo, eso era lo que había estado faltando todo el tiempo en el colegio y que ahora él completaba, generando un balance toda la estética de una escuela repleta de clichés andantes.
¿Por qué debería interesarme alguien como él? No creí que quisiera hacer amigos, yo tampoco lo deseaba. Lo ignoré durante la clase hasta que descubrí su nombre por la lista del profesor de biología.
Thomas. Thomas Lockwood.
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Adicción
Teen FictionTodos somos adictos a algo: Al celular, al chocolate, a sus labios... Y otros tan solo somos adictos al alcohol, a los cigarrillos; y en el caso de Ian, a las drogas. Una adicción a la cual es fácil entrar, pero muy difícil salir. Aunque hará el in...