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Convertida en una poderosa condesa tras la muerte de Ferenc, Erzsébet comenzó a verse envuelta en las intrigas políticas. Carecía de ejército que la respaldara así que, una vez descubrió lo que le permitía mantenerse joven e igual de hermosa, se apoyó en ese magnetismo que irradiaba a través de su belleza para mover los hilos que le interesaban en el complejo terreno de juego de alianzas y vasallajes dentro del Imperio Germánico. Decidió apoyar en secreto a su primo, Gábor Bathory, el príncipe de Transilvania en sus ambiciones frente al emperador. También quiso crear en el castillo de Čachtice un internado donde formar a las doncellas y más tarde a las jóvenes nobles. Tuvo éxito, ya que su prestigio político era un buen motivo para las familias que querían una buena educación para sus hijas.

Todo comenzaba a ir bien de nuevo; consiguió deshacerse de su suegra y enviarla lejos de Čachtice, y cando acudía a la fuente cada luna llena, el reflejo de Ferenc le aseguraba ser la mujer más bella del imperio como había sido siempre.

Sin embargo esta situación pronto empezaría a torcerse. Muchas de las muchachas que acudían al castillo de Čachtice empezaron a morir en extrañas circunstancias creando temor en la población de las aldeas cercanas. Además, a pesar de mantenerse joven y bella tras haber desaparecido las arrugas del rostro de Erzsébet, el reflejo de la fuente de agua insistía en que ya no era la mujer más bella del imperio. La condesa, que nunca había hecho más que la misma pregunta a aquel reflejo de Ferenc, esta vez preguntó por la identidad de la mujer que la había superado en belleza. La respuesta fue clara, "es una joven noble llamada Hófehér, que habita no muy lejos de aquí y cuya piel es blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y sus cabellos oscuros como la corteza de los árboles que pueblan estos bosques". Erzsébet no pudo hacer otra cosa que enviar a su más fiel sirviente, el mayordomo Ficzkó, a buscar a la muchacha para convencerla de que viniera a Čachtice para ponerse bajo la tutela de la condesa. Quería verla personalmente y tenerla controlada.

Hófehér, tal y como le había confesado el Ferenc de la fuente a la condesa Erzsébet, era realmente bella; no se podía comparar a otra mujer más que a la que iba a ser su tutora tras haber aceptado su familia la proposición de la condesa. La joven estaba prometida con un noble llamado Imre Thurzó, que era hijo del conde palatino de Hungría, y no cabía en sí de la ilusión de poder continuar su educación junto a una mujer tan reputada y tan culta.

La condesa y BlancanievesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora