"En el mar proceloso de la vida, el amor es el puerto de bonanza; ¿y a dónde guiar mi nave combatida, si mi amor es amor sin esperanza?"
Estanislao del Campo
¿Quién es?
¿Por qué ha sido eso a lo cual mi corazón ha sido adepto con hilos de sangre?
¿Por qué compromete mi juicio a su presencia?
Había ocurrido de nuevo, aquel incesante caminar, conducido por la dejadez me trajo hasta su puerta, en donde deseaba que no estuviera, en donde deseaba que lo único que mi mirada pudiese encarar, no fuera más que aquellas livianas sábanas de seda, que cubren su calidez, castigo de mi egoísmo.
¿Por qué insiste en acercarme más a usted? Cuando soy viva imagen del apogeo de su reconfortante latir, ¿por qué confía en mí? si soy el peligro que se avecina a su puerta, que demuestra el peor atributo que al demostrarse, inspira creencia en lo más impuro del ser humano, una simple sonrisa.
¿Por qué siempre prefirió ver a mi boca? Nido del que emergen soflamas en busca de mermar su confusión con respecto a lo que mi corazón piensa al verle. ¿Por qué jamás observó a mis ojos? La ventana estrecha, de cerradas paredes, que pretende ser destruida con el más desgarrador grito impotente, dejando salir a la luz la verdad, una verdad que por más que inspire fosca lobreguez, siempre será extirpada con su pureza.
Es la viva imagen, de lo que jamás tuve en esta vida, ni en las que me aguardaran ver su mirada de nuevo: Luz dentro de tanta oscuridad que aguarda en este espíritu sitibundo de venganza.
Me pregunté, si debía hacerlo, o dejarlo pasar, como suelo hacerlo cuando siento que las voces que retumban su nombre en mi pensamiento, me piden desistir de seguir causándome heridas.
El cielo teñido de un contundente gris, en el que las centellas iluminan mi rostro desecho en sollozos sin razón, no parece un buen hogar para ella. Pero tampoco lo es el sitio donde mora el temeroso, incluso si es él, quien desea recibirle entre sus brazos, que parecen aportar más calidez que la mía.
No podía, no podía seguir pensándolo, mientras más conseguía hacerlo, seguía pensando en desistir notoriamente. El pensamiento me inducía a su sonrisa, a su mirada, a su calor, a eso, que jamás pude tener.
Mi puño apretado sobre aquella madera humedecida, único obstáculo que impide ver a sus ojos, se destensó y emitió un suave contacto, cuyo sonido llegó hasta sus oídos, jamás, esperé recibir una respuesta, hasta que oí su voz.
—¿Jisoo?
Su voz podía sentirse como miles de dagas que apuñalaban mi nombre, mi existencia, para tal dolor no había más remedio, que el que dejara de ser parte de mí.
Un suave "si" me permitió el acceso a su aposento, donde recuerdo haberla visto a los pies de su cama, vestida de una fina tela de seda, aquellos cabellos emitían un aroma tan hipnotizante, aquella sonrisa felicidad al verme y aquellos ojos, ¿por qué había tanta sinceridad en ellos?
—Princesa...—mi rodilla se dobló hasta tocar el suelo, mi vista se fue hacia abajo, jamás pretendí que sería diferente, pese a lo que éramos, mi trato siempre era el mismo.
—¿Has venido por mí?
—No—no podía hacer caso a sus endulzantes palabras, crearían una celda que mantendría preso mi odio. —Debo discúlpame, el tiempo me limita a contar más de lo que mis labios podrían precisarle, seré directa —expresé aún con la vista abajo.
—No entiendo—sin verla podía imaginarme su desconcierto—¿Por qué debería disculparla?
Sin dar más a la espera, torpemente pude ponerme de pie, encarado su mirada con la mía, por primera vez, capaz de reflejar el odio que he sentido, reflejado en aquel par de lóbregas lágrimas que descendían por mis mejillas.
—Porque debo asesinarla, princesa Rosé.
¡Holaaaa!, y después de mucho, finalmente regresé, realmente extrañaba estar aquí, le puse amor a esta historia, ¡espero les guste!
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Ramé©
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(♛) 𝐑𝐀𝐌𝐄́ ║ CHAESOO.
Fanfic(♛)"𝐑𝐀𝐌𝐄́" ↬ Algo caótico y hermoso al mismo tiempo. | ✧"Porque si, ella también era mi vida, mi caos, mi paz, la utopía donde mi corazón prefiere morar, antes que hacerlo en este pecho lleno de desdén a la monótona vida acoplada al abandono de...